Capítulo 2, La deshumanización de un payaso

Don Risitas y el Señor Jajá entran al escenario con pasos sincronizados, saludando al público con grandes reverencias mientras suena una música alegre de circo.
• Don Risitas: "¡Damas y caballeros, bienvenidos al circo de las bromas pesadas! Soy Don Risitas y este es mi compañero el Señor Jajá, hoy tenemos un espectáculo especial con nuestro… ¿cómo lo llamamos, Jajá?"
• Señor Jajá: [con risa chillona] "¡Nuestro criado, nuestro cerdo, nuestro saco de bromas… Guarrillo!"
El público aplaude mientras el payaso vagabundo entra gateando, usa un collar de piel en el cuello con un dije de cerdo el cual tintinea, intenta levantarse, pero Don Risitas le da un empujón con el pie, haciéndolo caer de nuevo; el público empieza a reírse.
• Don Risitas: "¡Miren a nuestro criado, Guarrillo! ¿por qué no saludas al público como el puerco que eres?"
El payaso vagabundo, avergonzado, se pone de rodillas y comienza a hacer sonidos de cerdo: "¡Oink, oink!" El público estalla en carcajadas.
Señor Jajá saca una cinta métrica y finge medir el trasero de Guarrillo mientras este sigue gateando.
• Señor Jajá: "¡Don Risitas, mira esto! ¡El trasero de este puerco es tan grande que no cabe en el corral! ¿Cuánto mide, público? ¿Un metro? ¿Dos metros?"
El público grita números al azar, riéndose; mientras el payaso vagabundo intenta esconderse, pero Don Risitas lo jala del collar.
• Don Risitas: "¡No te escondas marrano! Ese trasero es tu mejor truco ¿Verdad que parece un cerdo gigante, Jajá?"
• Señor Jajá: "¡Claro! ¡Un puerco con un trasero tan grande que podría eclipsar el sol!"
Don Risitas y Señor Jajá se ríen a carcajadas mientras Guarrillo, rojo de vergüenza, sigue haciendo sonidos de cerdo: "¡Oink, oink!" El público aplaude y se ríe.
Don Risitas saca un megáfono y empieza a dar órdenes al payaso vagabundo como si fuera un criado.
• Don Risitas: "¡Guarrillo, nuestro criado, trae el pastel que preparaste para el público!"
El payaso vagabundo, temblando, entra con un pastel enorme cubierto de crema rosa, lo lleva con dificultad y su trasero sobresale aún más mientras camina; el Señor Jajá se pone detrás de él y finge tropezar, empujándolo.
• Señor Jajá: "¡Uy, qué torpe soy! Pero mira cerdo, tu trasero es tan grande que amortiguó mi caída ¡jajajaja!"
El público ríe a carcajadas mientras Guarrillo lucha por no dejar caer el pastel; Don Risitas se acerca, toma el pastel de sus manos y lo examina.
• Don Risitas: "¡Qué pastel tan bonito! Pero… espera un momento, Jajá, ¿crees que un puerco merece probarlo?"
• Señor Jajá: "¡Nooo! Los marranos como él no comen pastel… ¡pero seguro que les gusta llevarlo en la cara!"
Antes de que Guarrillo pueda reaccionar, Don Risitas le lanza el pastel directamente en la cara, cubriendo su m...