Voy a continuar con el relato de “Esclavos Importados” los lunes y este relato lo compartiré los días martes, voy a explorar con otro tipo de personaje, espero lo disfruten.

Pablo era tal y como Rubén lo había visto en sus fotos, un chico rubio de veintiún años muy guapo, de cabellos delgados color oro, nariz afilada y mentón salido, ojos verdes profundos y algunas pecas en la cara. Llevaba una playera holgada que discimulaba sus pectorales pequeños pero tonificados, y unos shorts que dejaban ver sus bien formadas piernas, peludas y macizas, piernas de futbolista.

Su acompañante era mucho más atractivo que el, un hombre casi en los treinta, con barba cerrada de apenas un día, ojos azules profundos, nariz grande y cabello oscuro ensortijado y desmarañado. Este no podía discímular sus pechos grandes en la camisa de corte ajustado a sus caderas afiladas metidos en un pantalón que dibujaban a la perfección sus nalgas grandes y sus buenas piernas.

Pero Rubén no estaba ahí para contemplar a esos dos adonis varoniles y rudos, su situación era delicada.

Hacia unos meses había fingido ser un chico de 18 y había pedido a Pablo algunas nudes, que después había divulgado en su famosa cuenta de Twitter. Pablo había actuado con furia y su primo Alain - el toro de ojos azules que lo acompaña- le había sugerido demandar a Rubén. Rubén estaba al borde de la cárcel , pero Pablo le había tenido “misericordia” y había decidido reunirse con el, para llegar a un arreglo.

Rubén pensó que lo molerían a golpes pero la cita fue en un lugar concurrido de la ciudad, de manera que no sabía que esperar.

Solo verlos llegar y sentarse sin saludarlo Rubén se llenó de vergüenza y bajó la cara, Pablo lo estudió con mirada autoritaria abriendo las piernas en actitud de macho alfa, Alain fue más severo y se sentó junto a Rubén para intimidarlo.

-Está muy gordo wey- le dijo Pablo a Alain en una conversación que hacía evidente que no incluía a Rubén.

-Pues está de moda tener cerditos como mascotas- le dijo Alain sin quitarle los ojos a Rubén que empezaba a incomodarse pero no subía la mirada

-Pero lo quiero para esclavo, no para mascota- respondió Pablo con desdén.

Rubén levantó la mirada y trató de decir algo

-¿Te dije que levantaras la mirada, cerdo? - Rubén volvió a bajar la cabeza perdiendo su mirada en sus manos regordetas y peludas sobre la mesa- por lo menos son tres años por lo que hiciste pinche pervertido.

-Por favor, les puedo pagar lo que me pidan, ya borré las fotos- dijo Rubén mostrando un honesto arrepentimiento

-Ya valió verga cabrón- le respondió Pablo- seguro hay un chingo de putos que se la jalan con mi foto todos los días, por tu culpa.

-Pero mi primo no es mierda como tú- le dijo Alain - te vamos a ofrecer un trato. Tu vas a...