EL CORNUDO PERFECTO; Cap 2: El precio del regalo

Gracias por todos los me gusta y los comentarios, espero que este os siga gustando, os leo a todos :)


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Sebas había preparado todo con esmero esa tarde. Las velas aromáticas llenaban el salón con un suave resplandor dorado, había comprado las flores favoritas de Mateo -esas peonías rosas que tanto le gustaban- y las había colocado en el jarrón de cristal que les había regalado la madre de Mateo cuando éste se mudó a su apartamento. El champán francés que habían bebido en su primera cita estaba enfriándose en la nevera, esperando el momento perfecto y la piña con chocolate -el postre preferido de su chico- estaba colocado elegante y en brochetas listo sobre la mesa.

Cuando escuchó las llaves en la cerradura, el corazón se le aceleró. Mateo entró con esa sonrisa radiante que lo había enamorado desde el primer día, el pelo rubio rizado aún húmedo por la ducha del gimnasio, llevando esa camiseta azul que realzaba sus ojos del mismo color.

—¿Qué es todo esto? —preguntó Mateo, deteniéndose en el umbral del salón, los ojos brillando de sorpresa genuina.

Sebas se acercó y lo abrazó por la cintura, sintiendo ese cuerpo perfecto y cálido contra el suyo. El aroma familiar de Mateo, esa mezcla de gel de ducha y su perfume natural, lo tranquilizó.

—El martes no pudimos celebrar como es debido nuestro aniversario, amor. Así que hoy —murmuró contra su oído, depositando besos suaves en su cuello—, lo haremos como es debido. Quería hacer algo especial para nosotros.

Los brazos de Mateo lo rodearon, y por un momento fueron solo ellos dos, como en los viejos tiempos.

—Sebas... no tenías que hacer todo esto —susurró Mateo, pero su voz llevaba esa ternura que tanto había echado de menos—. Te amo mucho.

—Yo también te amo, nene. Más de lo que puedes imaginar —respondió Sebas—. Y por eso… no solo te he preparado esto, sino que esta noche tengo una sorpresa muy especial para ti.

Mateo se separó ligeramente para mirarlo a los ojos, esas manos delicadas acariciando su barba.

—¿Qué tipo de sorpresa? —preguntó con curiosidad, mostró esa sonrisa traviesa.

Sebas tomó sus manos y las besó suavemente.

—Algo que creo que necesitabas. Que necesitamos. He estado pensando en lo que me dijiste, sobre la intensidad, sobre lo que echas de menos... y creo que he encontrado una forma de dártelo.

La expresión de Mateo cambió, mezcla de intriga y expectación.

—Sebas, no entiendo…

—Lo entenderás cuando llegue el momento, ahora vamos a disfrutar un rato de la velada.

Los dos disfrutaron de las siguientes horas en paz. En una paz que no sabían cuánto iba a cambiar con el ...