Transformación: Diario de un hombre en camino a ser hembra

Antes de iniciar esta crónica, quiero aclarar que todo lo aquí narrado es real. No es fantasía ni creación literaria, sino el proceso que estoy viviendo actualmente. Si lo que lees resuena contigo, especialmente si eres un macho dominante interesado en guiar esta transformación, puedes contactarme directamente. Esta es mi historia, mi proceso.


Tengo 30 años. Cuando me miras, ves a un hombre completo: barba, cuerpo masculino, voz grave, vello corporal. Nadie sospecharía que bajo esta apariencia convencional, existe una realidad diferente. Una realidad que he ocultado, negado y finalmente aceptado.

Siempre supe que era diferente. En un principio, la etiqueta "gay" parecía suficiente para explicar quién era. Pero con el tiempo, entendí que mi diferencia iba más allá de la orientación sexual. No se trataba sólo de atracción hacia otros hombres, sino de una disonancia interna más profunda.

No me sentía mujer. No deseaba cambiar mi apariencia externa ni ser reconocido socialmente como femenino. Sin embargo, algo en mí rechazaba profundamente el rol sexual masculino. Era una contradicción constante: apreciar mi cuerpo de hombre mientras sentía que mis genitales masculinos no correspondían a mi verdadera naturaleza interna.

Durante años viví confundido, sin encontrar un marco que explicara mi realidad. Hasta que descubrí que no estaba solo, que existían otros como yo: hombres exteriormente masculinos pero internamente hembras. Hombres que desean mantener su barba, su voz, su apariencia social masculina, mientras transforman su sexualidad interna a una completamente femenina.


La revelación llegó durante una relación casual con un hombre mayor, dominante. Recuerdo perfectamente el momento. Estábamos en su departamento y, después de usarme, me miró fijamente y dijo: "No eres un hombre pasivo. Eres una hembra atrapada en cuerpo masculino." Sus palabras fueron como una descarga eléctrica. No por la crudeza, sino porque articularon algo que siempre había sentido pero nunca había podido nombrar.

Después de esa noche, las fantasías cambiaron. Ya no soñaba simplemente con ser penetrado por otros hombres. Ahora imaginaba mi cuerpo siendo transformado internamente. Soñaba con ser castrado, con tener una vagina en lugar de pene, pero manteniendo mi apariencia externa completamente masculina. El contraste me resultaba irresistiblemente excitante: ser percibido como hombre mientras internamente era la hembra perfecta para un macho dominante.

Comencé a investigar obsesivamente. Descubrí términos como "nullification", "male-to-female-internal", "masc hembra". Encontré foros donde otros compartían experiencias similares. Leí sobre procedimientos médicos, opciones quirúrgicas, tratamientos hormonales selectivos. Cada nueva información confirmaba mi intuición: existía un camino para mí, una posibilidad de alinear mi realidad interna con...