Llevaba trabajando 3 años en la empresa cuando todo empezó a cambiar. Primero despidieron a toda la planta directiva y contrataron a un equipo de directores muy jóvenes, todos habían hecho estudios en el extranjero.

Luego nos dieron la noticia de que la línea de producción se mudaría a Estados Unidos por estrategia.


Yo había conseguido ese trabajo por Pablo, el dueño de la empresa, los dos estudiamos juntos en la universidad y nos hicimos buenos amigos; nunca he sido bueno en los trabajos, me es difícil seguir instrucciones y obedecer… muchas veces me di cuenta de que no me corrían porque era amigo de Pablo.

Cuando supe que la fábrica cerraría entré en pánico, estaba en un terrible momento: las tarjetas a tope, la hipoteca de mi casa a la mitad, un divorcio que todavía no terminaba de pagar y mis cuatro hijos en una escuela muy costosa. Me enteré que a muchos compañeros los empezaban a liquidando con una muy buena cantidad, pero a mí esa cantidad no me bastaba, necesitaba tener un ingreso fijo… además a los cuarenta años y con malas referencias sospechaba que nadie me contrataría.

En medio de esta incertidumbre un día en el comedor me encontré a Ulises, un compañero de trabajo de 29 años, el típico guapo de buen cuerpo al que no le llega mucha agua al tinaco, pero que es tan simpático y tan agradable que nadie se atrevería a correrlo.

-¿Porqué traes esa cara wey?- me preguntó con su sonrisa boba de siempre, me giré a verlo con ganas de abofetearlo.

-No mames Ulises, qué preguntas haces, Nos van a correr a todos

-Pero tú eres compa del mero mero ¿no?- me dijo sonriendo- seguro te acomoda en el gringo

-No es tan fácil- le respondí.

Ulises se me acercó de forma misteriosa y en voz muy queda me dijo - Wey, no vayas a decir que te dije- se detuvo y giró la cabeza para asegurarse de que nadie escuchara -hay un programa especial de recursos humanos al que nos están llamando a algunos, puedes pedirle a Pablo que te considere en ese programa

-¿Y de qué se trata? - pregunté

-Pues no sé- me respondió- pero al menos tendrías trabajo

-¿Pero hay que mudarse a Estados Unjdos?- insistí

-No, es para trabajar aquí con los directivos- me respondió

-¿Cómo? ¿entonces las oficinas van a seguir abiertas?- pregunté esperanzado

-No digas que yo te dije- me respondió Ulises- pero por eso Pablo contrató directores jóvenes… porque quería que se supieran adaptar para dirigir la empresa a distancia… escuché que van a hacer home office.

Aquí y ahora mi jefe termina de contestar sus correos. Hace su silla para atrás y se levanta para estirarse- media hora de relajación fag- me dice - te quiero en el calabozo en la cruz- de inmediato me levanto y me dirijo a una cruz pegada a la pared al fondo del calabozo.