El destino de Martín (Parte V)

5.-

La respuesta fue la más inesperada. Era un correo firmado por Silvestre Aldunate, director de la Fundación de Asistencia Jurídica del Arzobispado. El correo era escueto “Acuso recibo de su postulación. Le invito a una conversación conforme a su disponibilidad esta semana”.

No lo pensó dos veces y respondió afirmativamente, indicando que podía mañana en la mañana. A lo minutos, llegó la respuesta: “Lo espero.”

A la mañana siguiente fue a la entrevista, sin decirle a Magdalena. La fundación quedaba justa al lado de la Iglesia de Santa Ana, un macizo edifico con dos enormes campanarios, pintado de un color naranja opaco, en un galpón de ladrillos.

Era una edificación antigua, que había sido reparada, pero que podía ocultar sus problemas. La entrada al galpón estaba marcada por un gran crucifijo y una foto del Papa Francisco. La secretaria le saludo y Martín le señaló el motivo de su presencia.

Le hicieron esperar en una sala con muchas sillas de madera y donde esperaban unas 10 personas.

Al rato la secretaria le llevó hasta la oficina de Silvestre Aldunate, que resultó ser un hombre de 50 años, alto, canoso y con actitud serena y segura.

Le saludo y ofreció a Martín un sillón frente a su escritorio:

Gracias por asistir y la puntualidad.
Al contrario, gracias a usted por considerarme.
Te seré sincero: no eres el mejor perfil para lo que buscamos, pero estamos necesitados. Se nos fueron dos abogados y tenemos mucho trabajo y creo que tú necesitas este trabajo.
¿Cómo lo sabe?
No hay que ser alguien muy perspicaz para saber quién eres. Yo supongo que no eres el culpable de nada porque conozco la administración. También entiendo que debes estar desesperado porque nadie te quiere dar un trabajo y estoy convencido que hay que ayudar al que está caído. Disculpa mi franqueza.
Gracias por su sinceridad. La verdad es que estoy medio desesperado. Igual entiendo que nadie me quiera contratar y que duden de mi integridad y profesionalismo, por donde se le mire, estoy en una posición compleja.
Lo entiendo perfectamente. Yo estoy dispuesto a contratarte por tres meses, el sueldo es más bien discreto, no hay muchos beneficios y ya ves como son nuestras oficinas, pero si quieres trabajar acá, estás invitado.
De verdad, estoy disponible.
Te creo, pero lo que me preocupa de verdad es que acá se trabaja con gente muy pobre, marginal, sin recursos, que atraviesan situaciones muy dramáticas y tú no tienes ninguna experiencia en derecho de familia, penal, procesal o civil, que es lo que más se requiere acá. Nosotros no vemos nada de derecho administrativo, que es tu expertiz.
Yo creo que debo irme olvidando del derecho administrativo. Ese campo se ha cerrado para mi. - y sonrió - y lo único que puedo prometer es que estudiaré todo lo que deba para poder ser de ayuda.
No te es...