Año Nuevo en las Montañas 1

30 de diciembre

Este fue el primer Año Nuevo que pasaba con los parientes de mi novia. Ella y sus papás viven en la ciudad pero sus abuelos y toda su familia viven en un pueblo que queda a tres horas de camino.

El plan era visitarlos, quedarnos en casa de la mamá de mi suegra y de paso entregarles las invitaciones para nuestra boda que sería en abril.

Esther, mi novia tiene una hermana mayor y un hermano menor; su hermana Sara está casada con un dominicano de raza negra llamado Esteban, un hombre enorme y fornido de 30 años muy amable y de muy buen trato. El hermano menor de Esther tiene veinticinco años, es soltero y se llama Ibrahim. Un chico galán, atlético de cabellos castaños rizados y de carácter muy amigable.

-¡Víctor!- me dijo Ibrahim luego de que llegamos a la enorme casa de la abuela en donde pasaríamos la fiesta de Año Nuevo- tienes que conocer la cascada, vamos a verla-

-Víctor viene cansado, creo que es mejor que descanse un poco- respondió la madre de Esther que durante todo el camino me había venido contando anécdotas del pueblo.

-Es un lugar mágico- que me dijo en el trayecto- un lugar a donde la gente viaja mucho para encontrarse con sigo mismo y a descubrir cosas de su vida-

Ibrahim había abandonado la idea de llevarme a conocer las cascadas, pero Esther consideró que sería buena idea aprovechar para que conociera uno de los lugares populares del pueblo.

-Víctor nunca duerme- le dijo a su mamá- que aproveche para distraerse un poco antes de que lo encerremos en reuniones familiares.

-Llévense a Esteban- nos dijo Sara la hermana mayor- para que se relaje también un rato.

Habíamos salido muy temprano y en realidad estaba tan cansado como la mamá de mi novia suponía, pero Ibrahim tenía muy buena vibra y su invitación era tan animada que no me puedo negar.

El pueblo está sumido en una especie de valle rodeado de montañas, para ir a la cascada hace falta una caminata de una hora. Aunque soy un hombre muy delgado hacer excursiones no es mi pasión, me considero un completo chico de ciudad.

El camino además es en ascenso, gruesas gotas de sudor resbalaban por mi cara y mi playera empapada se pegaba en mi torso. Para mi sorpresa Ibrahim y Esteban subían como si nada y en muchas ocasiones me dejaban bastante atrás.

Cerca del lugar al que íbamos Esteban se compadeció un poco de m y se me acercó para platicar un poco

-¿Es la primera vez que vienes a este pueblo?- me preguntó sonriendo

-Si- respondí jadeando

-Pues pon atención porque aquí suceden cosas increíbles - me dijo

-¿Qué clase de cosas?- pregunté con genuina curiosidad aunque me costaba trabajo hablar y escuchar

-No te quiero predisponer… solo déjate llevar… apaga tus prejuicios y siente- Esteban no dijo na...