MI TRANSFORMACIÓN COMPLETA: DE HOMBRE A PUTITO SUMISO

Capítulo 1: El Primer Encuentro

Todo comenzó hace seis meses cuando conocí a mi Amo en Xtudr. Un hombre de 48 años, verga no muy larga pero ancha, con vello marcado en axilas y huevos. Desde la primera cita supo exactamente qué hacer conmigo.

Soy delgado, 1.65m, 66 kilos, casi completamente lampiño excepto por un poco de vello en axilas y un bigote ralo. Vello mínimo alrededor de mi verga (que ahora llamo mi clítoris) y la entrada de mi ano. Nalgas pequeñas y redondeadas.

Lo que me impactó desde el primer encuentro fue el olor de sus huevos. Una fragancia masculina que me excitó de manera primitiva. Ahí supe que algo había cambiado en mí para siempre.

Capítulo 2: El Primer Acto de Control

Después de cogerme, intenté masturbarme como siempre había hecho. "No", me dijo firmemente mientras me detenía. "Eso se acabó para ti."

Su primera orden fue rasurarse todo el pubis. "Por las características de tu cuerpo estás destinado a esto", me explicó mientras me afeitaba él mismo. Ese momento marcó el inicio de mi transformación.

Capítulo 3: Las Reglas del Nuevo Yo

Mi Amo estableció un código simple pero absoluto:
- Prohibido tocarme la verga para siempre
- Usar jockstrap cuando él lo ordene
- Mantener un bigotito ralo como símbolo de humillación
- Aceptar la jaula de castidad durante el sexo
- No usar calzón para mantener la sensación de su semen
- "Lo que sale del putito debe regresar al putito"

Me llamaba "putita", "putito", "esclavo". Yo aprendí a referirme a mí mismo con esos términos.

Capítulo 4: La Transformación Física

Seis semanas sin masturbarme cambiaron mi cuerpo completamente. Mi verga dejó de producir semen espeso y blanco. Ahora solo segrega líquido prostático transparente que sale en pequeños chorros patéticos.

Mis pezones se volvieron hipersensibles por el uso constante de pinzas. Ahora se hinchan solo con tocarlos y puedo casi llegar al orgasmo estimulándolos. Una transformación que nunca imaginé posible.

Capítulo 5: El Entrenamiento Sexual

Mi Amo me enseñó a ensartarme solo en su verga frente a un espejo de cuerpo completo. Aprendí a rogarle: "Préñame, por favor", "Lléname con tu leche", "Hazme tuyo completamente".

Cada sesión sexual sigue el mismo ritual perfeccionado:
- 20 minutos de estimulación intensa en mis pezones
- Súplicas desesperadas por ser penetrado
- Gritos involuntarios durante la penetración
- Su eyaculación abundante, blanca y espesa dentro de mí
- 5-6 minutos con su verga dentro mientras su semen se asienta
- Dolor anal posterior y escape involuntario de gases

El contraste entre su semen masculino y mi líquido prostático patético es devastador y excitante a la vez.

Capítulo 6: La Masturbación Redefinida