EL GYM LE CAMBIÓ SU VIDA - Capítulo II

Pasó el tiempo y poco a poco todo volvió a la normalidad. Al principio ambos se veían en el gimnasio, pero Bruno no tenía ganas de irse de copas. Luego retomaron salir juntos al cerrar. Ya Tony era lo que había querido el monitor, sus piernas eran muy fuertes, como dos torres, sus nalgas firmes y un muy buen pecho.
Un día después de haberse tomado un par de cervezas cada uno, Bruno le propone tomarse otras en su casa. Van caminando, llegan pronto, Tony se sienta en el salón mientras Bruno a la cocina.
• Bruno: “Tengo Mahou y Heineken, ¿cuál prefieres?”
• Tony: “Me da igual, la que esté más fría”
• Bruno (dándole una y sentándose frente a él): “¡Cómo has cambiado Tony!... eres otro, no mucho que ver con aquel chico que llegó a verme aquella primera vez al gimnasio… ¡tienes unas piernazas!... es que parece que van a reventarte el pantalón”
• Tony (sonriéndole): “Obra tuya”
• Bruno: “Deja la cerveza, ponte de pie y acércate”
• Tony (colocándose entre las piernas de Bruno): “Vale”
• Bruno (tocándole las piernas): “Parecen de piedra… ¿por qué no te quitas los pantalones?, hace tiempo no valoro tu evolución, además aquí te puedo ver más en detalle, sin que haya nadie… y mejor quédate en pelotas, ¡qué cojones!... así también veo los glúteos”
• Tony: “¿Me quito también la camiseta?”
• Bruno: “Todo… cuando yo digo todo es todo, también quítate los zapatos, los calcetines”
• Tony: “Vale, vale”
• Bruno: “Acércate aún más, bien metido entre mis piernas y date la vuelta”
Tony dócilmente lo hizo, se quedó totalmente desnudo, de espaldas a Bruno que le manoseaba con fuerza las piernas y las nalgas, mientras se mantenía completamente vestido.
• Bruno: “Has logrado algo incluso mejor de lo que era mi plan, de aquello que te dije aquella vez en el mismo bar que acabamos de estar… ¡cojones qué maravilla de piernas y de culo!... y sin un pelo, totalmente depilado… separa las piernas, quiero comprobar si no te has dejado ninguno entre esas super nalgas”
• Tony (haciéndolo e inclinándose algo hacia delante): “¿Así?”
• Bruno (separándole las nalgas con las manos): “Perfecto, no te has dejado ni uno”
• Tony: “Desde que me lo dijiste sigo usando las cremas en cuanto veo que aparece alguno en cualquier parte”
• Bruno (con picardía): “Lo que sí aquí hay un músculo sin nada de entrenamiento, tienes un esfínter rosadito y cerradito… quizás haya que ocuparse también de él”
• Tony: “Hace tiempo ya te dije que puedes hacer conmigo lo que quieras”
• Bruno: “¿Seguro? mira que a ese músculo no hay que hacer que se contraiga, a ese músculo se le relaja, se le dilata”
• Tony: “Tú sabrás… tú eres el que sabe”
• Bruno (metiéndose un dedo en la boca, salivándolo y acariciándo...