El Amo de la Playa

Este relato es una co autoría; es una historia REAL que me compartió como boceto un cachorro que estimo y aprecio… que se diviertan:


Lo seguía desde hace varios años en Twitter. Su perfil no pasa desapercibido: Guapo, en sus treintas, de piel blanca, barba y bigotes bien recortados, atlético, con los pectorales peludos y unos bíceps bien trabajados.

Sus ojos son negros grandes y tiene una sonrisa entre franca y desenfadada, también así es su actitud. Sus piernas son gruesas bien delineadas, peludas, una verga de 19 centímetros circuncidada, de buen grosor y unos huevotes bien grandes que exhibe en su cuenta con el orgullo natural de los Alfas.

Vive en una playa mexicana que suelo visitar a menudo. En uno de esos viajes encontré pegado en un póster un anuncio de sus servicios de masaje.

Convencí a mi novio para que contratáramos sus servicios y fue uno de los masajes más deliciosos que he recibido en toda mi vida. Desde aquel día me volví su cliente en mis visitas.

Yo sabía que le gusta humillar y someter porque lo comparte en su perfil.

Después de terminar con mi novio hice un viaje con mis amigos a la misma playa, entre mis planes estaba contratarlo para un masaje y darle la sorpresa de que “su cliente” estuviera con la jaula de castidad puesta.

Pero mientras estudiaba ese plan lo encontré en Grindr.

-¿Puedo mamarte la verga estando como cachorro?- le pregunté en la aplicación enviándole una foto en la que aparezco con mi hood, collar, arnés, jaula de castidad y sosteniendo en el hocico una correa sujeta al collar.

Soy un hombre en mis treintas, atlético, lampiño, con los pectorales trabajados y unas nalgas carnosas y bien redondas. De piel blanca y estatura media.

Una parte de mí deseaba ser un perro delante de él pero también tenía miedo porque había visto en Twitter que era duro con los esclavos.

Contestó en muy poco tiempo- ¿traes tu jaula de castidad?- me preguntó y le respondí que si - póntela, y te veo a las cinco de la tarde en punto-

Obedecí de inmediato, ustedes saben cómo se siente la ansiedad y la calentura cuando tienes la jaula puesta, es una sensación muy fuerte esperar un momento que sabes que será grandioso y al mismo tiempo sentirte ya su prisionero al tener “reservada” tu verga por mandato de él.

Cuando nos organizábamos le dije que prefería verlo en mi hotel pero el me respondió que si estábamos en su casa nadie nos escucharía. Evidentemente esa respuesta me excitó pero también me dió miedo, tenía la frecuencia cardiaca desbordándose.

A las cuatro, cuando faltaba una hora para nuestro encuentro, me ordenó enviarle un video bañándome con la castidad puesta… obedecí su orden al pie de la letra, ya era suyo, estaba haciendo todo para complacerlo.

A las 5 en punto llegó a la entr...