Decisiones (Parte IV)

8.-

Santiago y Domingo sabían que debían tomar decisiones, pero algo les impedía hablar de ello. Ambos, tan seguros y decididos siempre, ahora titubeaban, quizás porque las sombras de lo que estaban viviendo les dificultaba procesar esta nueva realidad.

El más conflictuado era Santiago, porque estaba recién caminando los caminos novedosos de su sexualidad. Siempre había estado cierto de lo que deseaba en ese aspecto, pero ahora estaba cruzado por dudas y contradicciones.

Domingo en cambio estaba convencido de su total enamoramiento de Santiago. Lo encontraba un hombre guapo, decidido, consistente, inteligente y con una voluntad que era lo que íntimamente buscaba hace mucho tiempo. Le estaba demoliendo cada una de sus máscaras y le estaba develando su verdadera naturaleza de sumiso, que deseaba ser sometido y controlado.

Pero no podían impedir que los hechos se fueron desarrollando según su natural devenir. Era imposible que se ignorasen y al final cedieron. Pero esta vez fue distinto: Santiago se impuso en la conversación e iniciativa. Le invitó a almorzar y le planteo con una cruda franqueza sus sentimientos y temores:

- No sé que quiero contigo: si amarte o controlarte…
- El amor es una forma de control - le interrumpió Domingo.

Santiago pensó unos segundos y retomó la conversación:

- Me inquieta y a la vez me apasiona que no sepa quién eres realmente, pero a mi también me tiene complicado lo que me está pasando. Pensé al principio que era una atracción derivada de la pura curiosidad, pero creo que hay algo más y estoy dispuesto a experimentar este proceso, pero necesito saber que buscas tú.
- Yo busco sólo estar contigo y pasarla bien. Si quieres algo más, por supuesto que estoy dispuesto, pero si sólo quieres jugar conmigo, también. Entiende algo: soy materia dispuesta para ti.

Quedaron de volver a juntarse el viernes de esta semana. Domingo le contó que estaba montando su apartamento en un barrio cercano y que pronto esperaba tenerlo allí “para complacerte”. Igual decidieron retomar sus salidas al gimnasio.

Santiago era de pocos amigos, pero los tenía, no abusaba de las salidas diarias, pero cuando era menester lo hacía. En una de ellas, asistiendo a una obra de teatro donde participaba la novia de un compañero de universidad, algo bastante inusual, se encontró con uno de los gerentes de la corporación. Luego de un intercambio de saludos, fueron a tomar un café en una cafetería del foyer del teatro, por iniciativa del gerente. Allí le dijo:

- Estás muy bien expectado y creo que pronto habrá novedades para tí, pero para que nada se frustre, te recomiendo que no cultives tanta amistad con Domingo. Lamentablemente es una estrella en ocaso y no creo que sea bueno para ti esa cercanía. Tómalo como un simple complejo.

Y no dijo más.

9.-

En la hor...