UN PLANTÓN 4

18.25

Entra un tipo que podría ser él, por lo que he visto de sus fotos. El corazón a mil. Me sudan las manos. Pide un gintonic. Se sienta en la barra, detrás de los otros tres. "Pero, ¿no me ha visto? ¡La camiseta roja!"
Me levanto, me muevo disimulando con el móvil para hacerme visible. Él ha sacado unos papeles. Gafas de sol en la cabeza para ponerse las de leer. Levanta la vista. Creo que me ha visto pero sigue leyendo.
18.30
"Quizás debo esperar hasta que él lo decida". Pido otra cerveza. No he comido casi nada y el alcohol no me está... El camarero me ha mirado como diciendo "qué coño hace aquí el de rojo". Siempre pienso que soy tan transparente...
18.33
Este camarero me pone nervioso, pero se me pone dura sintiendo esa obediencia de la puta al ser elegida por un cliente sudado, apestoso, baboso y borracho, cuando ambos van a la habitación.
El de ambas gafas sigue a lo suyo. Lo entreveo cuando los tres de la obra se mueven y dejan algún hueco. Es un tipo realmente masculino. Lo miro. Lo deseo. Podría follarme allí mismo. "¿A qué coño está esperando?"
18.33
Pero la fantasía de estar de rodillas sirviéndole, o tras la barra tragándome su rabo junto al del camarero porque él me obligara mientras hablan de fútbol desaparece por un ruido seco.
Ha sido el bastón. El hijo lleva al anciano al baño y se le caído al suelo. Se lo recojo. Su hijo me sonríe. Descubro su sonrisa. Me lo agradece. "No es tan feo, la verdad. Pero como los ojos del padre..."
18.37
El baño queda libre y 'mi amo' se levanta. Viene hacia mí. Pasa por mi lado. Lo miro. Me mira de reojo. Huele bien. Va, vuelve. Se sienta de nuevo, tras los tres que siguen en medio.