Los camioneros moros

Era un domingo de esos que está todo desierto, hacía un calor sofocante y yo decidí salir a pasear. Soy un tío fuertote, así que no me da miedo ir por sitios alejados; por eso decidí ir por unos polígonos que tienen un descampado y unos caminos de tierra.
Al pasar por donde aparcan los camioneros, me di cuenta de que sólo había un camión aparcado, con dos camioneros marroquís, uno de unos 20 años, delgado y moreno, y otro de unos 35/40, más fornido y también moreno, el cual estaba meando, de frente, sin importarle que le viera su enorme polla... soy heterosexual, pero, por algún motivo, me quedé mirándole la polla, y él se dio cuenta...
-Qué mirar tú? Tú gustar polla! -me dijo, un poco cabreado-
-No, a mi me gustan las chicas, perdona!
Justo en ese momento, vino el otro camionero y me agarró por detrás, yo gritaba, pero ahí no había nadie... el otro también me agarró y me llevaron adentro del remolque, que estaba vacío.
Los dos se estaban empalmando, y se les notaba el enorme bulto a través de su chándal sudado.
El más fornido cogió una barra de hierro y me amenazó con golpearme si no me quitaba la ropa, así que no tuve más remedio que desnudarme. Una vez desnudo, el más joven me empezó a pegar azotes en el culo, y a estrujarme las nalgas mientras me decía que tengo buen culo... entonces, me pusieron de rodillas a la fuerza y se sacaron las pollas. Eran enormes, gruesas y largas, circuncidadas, y me dijeron
-Chupar pollas o te mato
Yo estaba con el corazón a cien por hora y no sabía qué hacer, me quedé parado ante esas monstruosas pollas, por lo que me pegaron una bofetada y me cogieron la cabeza, llevandola a su polla, me la metían hasta el fondo de la garganta, y yo me ahogaba con cada bombeo; me daban arcadas y me salían lagrimones, lo cual parecía que les excitaba más aún... tenían las pollas totalmente duras, y les babeaban, nunca olvidaré ese sabor salado, mezcla de sudor y líquido preseminal...
Cuando parecía que se iban a correr, pararon, y se pusieron a hablar entre ellos en su idioma. En ese momento me di cuenta de que se me estaba poniendo morcillona... lo intenté reprimir pero no pude, al verme de rodillas delante de esos dos moros sudados me empalmé a tope, hasta el punto que la polla me palpitaba. Cuando se dieron cuenta de que estaba tan empalmado se rieron y se empezaron a burlar:
-Tú polla muy pequeña, me decían mientras me estrujaban los huevos...
en realidad la tengo grande, 19 cm, y con la empalmada que tenía en ese momento puede que más, pero ellos la tenían bastante más grande que yo, unos 24/26 cm, era exagerada. El fornido me sujetó de los brazos por delante mientras el otro me empezó a preparar el culo: primero me metio los dedos, y luego la barra de hierro con la que me amenazaban. Yo gritaba de dolor, desesperado, ya que jamás me habían metido nada por el culo! lo peor fue cuando, sin previo aviso, ...