Mi padrastro, su hijo y yo a los 20 años CAPÍTULO 6

Salí del baño producida, zandalias taco alto negras, medias finas red color negro, portaligas, tanga o bombachita muy chica roja, pollera engomada blanca cortita, muy corta y se me veía la cola con bombachita, blusa escotada color beige. Labios y uñas pintadas rojas. Cuando salí, Horacio se puso de pie y empezó a apaudir, actitud a la que se suma Gaspar. Siempre Horacio serio y siempre Gaspar con un aire de burla o risa. Pero sentí que ambos disfrutaban mirarme. Me convertían en mujer y minutos más tarde en mujer puta sumisa, deseante. Horacio ordenó que desfilara yendo de una pared a otra sin mirarlos a la cara, mirando el piso y moviendo la cola mientras cada tanto apretaba mis tetilas. Asi lo hice y duré bastante, cuando paraba o intentaba hacerlo, Horacio me recordaba que seguía la orden y solo debía parar cuando me lo ordenara. Cumplí, más y más, siempre cumnpli.
Al rato, Gaspar dijo.... dale Pa.... hacela que se postre que quiero abrirla a la Perra.... recuerdo estas palabras en forma literal, textual, palabra por palabra dichas así. La expresión que se postre, que se tire al suelo, a mi me sonó también a algo gracioso. Yo sería también un postre. Lo sentí así. Y esa combinación me excitaba a mil, estar postrada y servir de postre. Creo que esa es mi función, mi lugar en el mundo, mi ser íntimo salido afuera para lo único que sirvo, para servir.
Horacio me ordena que me ponga en cuatro patas y diga sin parar: Por favor, rómpanme el culo. Así lo hice, mientras sentía que ellos se aproximaban, si intentaba dejar de decirlo, Horacio o Gaspar me recordaban que la orden estaba vigente, que nadie me dijo que dejara de gritar como una puta en celo. Y seguí diciendo, veinte, cincuenta, ochenta veces; Por favor rómpanme el culo.
Se acercó Horacio por adelante y logró interrumplir mis palabras metiendome la polla en la boca y por atrás, se acercó Gaspar y luego de pegarme cuatro o cinco fuertes nalgadas, corrió la tanga roja, metió y sacó fuerte uno o quizás dos dedos en mi culo, y luego apoyó su pija o polla y me penetró muy fuerte y rápido. Quise gritar de dolor pero Horacio me dió la infalible y necesaria cachetada fuerte y enterró más hondo su polla en mi garganta. Tení una que me causaba fuerte dolor en el culo, tenía otra que me ahogaba y me producía arcadas mudas, por su tamaño y penetración, quería vomitar y no podía. Luego de unos minutos de ess sufrimiento, siguió el placer inexorablemente. Mi culo dilatado sentía entrar y salir la polla de Gaspar, mi garganta ya entregada recibía con abundante saliva que chorreaba la polla de Horacio más y más adentro y más y más fuerte. Por primera vez, obtuve el gran triunfo de una puta total. Un simple hombre sumiso, feminizado por sus amos, ahora gozaba su condición,, y después de la tormenta el sol, una cara el ...