Perrito en: El casting V

No puedes hablar. No puedes pensar. Solo sentir. Todo tu cuerpo vibra, cada roce de aire en tu piel es como un orgasmo. El semen seco en tu culo, el sudor en tu espalda, la luz de los focos... todo es intenso hasta el dolor.

"Joder, mira cómo se ha puesto," dice el calvo tocándote la polla dura. "Está a punto de correrse sin que nadie le toque."

El moreno se ríe. "Pues vamos a darle lo que necesita."

Te tumban en el sofá. Ya no tienes control sobre tu cuerpo. Dani se quita los vaqueros, su polla enorme ya empalmada. Se coloca entre tus piernas y entra de una sola embestida brutal en tu culo todavía lleno de corrida.

Y entonces lo sientes todo. Cada centímetro de su polla, cada vena, cada movimiento. Es demasiado. Es perfecto. Es insoportable. Gimes como un animal mientras él te folla sin piedad.

"Eso es, ahora sí eres una buena puta," dice empujando más hondo. "Drogada, preñada y grabada. No hay vuelta atrás."

El niñato se sube al sofá y te mete la polla en la boca. Esta vez no te ahogas. Esta vez la tragas entera, desesperado por sentir más. Chupas como si tu vida dependiera de ello.

El calvo y el moreno se pajean a tu lado, esperando su turno. Raúl sigue grabando, moviéndose alrededor para capturar todos los ángulos de tu degradación.

Dani te folla durante lo que parece una eternidad. El slam te mantiene al borde del orgasmo constantemente pero sin poder correrte. Es una tortura deliciosa. Cuando finalmente se corre dentro de ti, sientes cada gota de su semen mezclándose con el de los demás.

Sale y el moreno ocupa su lugar inmediatamente. Luego el calvo. Luego el niñato otra vez. Te usan en rotación, una y otra vez, mientras las drogas mantienen tu cuerpo despierto y receptivo.

Pierdes la noción del tiempo. Podrían ser dos horas o seis. Solo sabes que tu culo es un río de lefa, que tu garganta está destrozada, que tu polla sigue dura pero no te dejan correrte.

"¿Quieres correrte, cerdo?" pregunta finalmente Dani, preparando otra dosis.

Asientes desesperado, babeando, completamente roto.

"Entonces te vas a meter otra," dice mostrándote la jeringa. "Y vas a correrte mientras te grabo la cara. ¿Entendido?"

Extiendes el brazo sin dudar. Ya no queda nada de ti. Solo un agujero drogado y usado.

Dani te clava la segunda dosis. El subidón es todavía más brutal. Tu cuerpo convulsiona en el sofá. El moreno te pajea con fuerza mientras los demás te rodean, grabando con sus móviles.

"Córrete, puta. Demuéstranos lo mucho que te gusta ser nuestro juguete."

Y te corres. Explotas. Chorros de semen salen disparados manchando tu pecho, tu cara, el sofá. No paras de correrte, oleada tras oleada mientras gritas y convulsionas. Las cámaras capturan cada segundo de tu éxtasis autodestructivo.

Cuando termina, te quedas tirado en ...