De cruising encontré a mi Amo, Daddy, Señor... 2

En mi anterior relato os conté cómo, tras cerdear un poco de cruising en el paraje conocido como la Finca de Papá en Ciudad Universitaria en Madrid, me encontré con un tío que no quería que hiciera nada con él, si no que quería ordenarme lo que debía hacer y con quien. Retomo en el punto donde lo dejé…

-Pero ¿buscas esto de verdad?- Y le dije -Mira, abre esta web y le deletree X T U D R punto COM barra MAMON33GUAPETE ese soy yo- Con su móvil en la mano estaba flipando, no sabía de la existencia de esta web, ni de este universo de pervertidos que tenemos montado. Me miró a los ojos y me dijo -Llámame Señor-

Estuvimos hablando unos cinco minutos hasta que pasó un tío sin camiseta que parecía venir de correr y que había aprovechado la salida para hacer deporte y terminar corriéndose (permitidme el juego de palabras). -Ve hacia ese tío y cómele la polla nene- Miré al tío, era un treintañero apetecible, iba sin camiseta y lucía unos buenos pectorales duros, se veía que al tío le molaba la musculación, iba completamente rasurado, moreno de pelo y rasgos angulosos.

Me dirigí hacia él andando lentamente, cuando llegué a su altura, como de costumbre, le eché mano al paquete que lo llevaba enfundado en una malla de deporte. El tío me empezó a tocar mi pecho, esa era señal de que aceptaba el contacto conmigo. Cuando mi Señor vió que ambos habíamos “hecho buenas migas”, se acercó y se puso a mi lado para decir -Vamos perro cómele la polla que es lo que estás deseando- Debo reconocer que el tío sin camiseta se quedó algo perplejo, pero se dejó hacer… Para ese momento su rabo estaba como una puta piedra atrapado dentro de la malla, marcaba un cipote gordo de tamaño medio que dibujaba perfectamente su silueta calzando hacia la izquierda.

Ante la orden de mi Señor, me puse de rodillas sin pensar y empecé a olisquear la malla del deportista… Buff, un olor salado y algo agrio llenó mi cerebro y disparó todas mis hormonas. Sin poder remediarlo abrí la boca y relamí la malla de deporte llegando a atrapar entre mis labios el tronco de su polla y empapando de babas el tejido que tenía ese sabor a macho sudado que tanto nos gusta a las perras. -Sácale la polla y empieza a comer- Esa orden me sacó de mi ensimismamiento.

De un salto el rabo del deportista salió de su cárcel y con él una nube de aroma a macho me invadió. Embriagado por el olor me puse a mamar del mismo modo que mamas cuando le das un tiro al popper y te clavas una polla de tal forma que pareces perder la cabeza… Así empecé a salivar sobre la polla del deportista, sin rodeos, llevándola directamente hasta mi garganta y parando únicamente para relamer y saborear la piel por debajo de su capullo puesto que era la que más matices a hombre tenía. Dentro de ese trance podía oír a mi Señor diciendo -La chupa bien verdad, le tienes que llenar la cara de lefa, es lo que quiere-. ...