DE KINKY A ESCLAVO CAPÍTULO 14: El viaje

Como menor de edad y cuando aún tenía "libertad" para hacer lo que quisiera, no había tenido el privilegio de viajar mucho. Lo justo y necesario para visitar a algún familiar, con mi familia en vacaciones, hasta que sin pensarlo y de forma sorpresiva mientras me encontraba limpiando la casa, el amo llegó ese día diciendo :
-Deja eso y ayúdame a preparar las cosas, salimos de viaje enseguida.
-¿Adónde vamos?-Le pregunte, lo que me costó una bofetada
-No te he dado permiso para que preguntes. te he dado una orden
-Si. amo perdoné, respondí.
Subí detrás de él las escaleras de la casa para ayudar con todo lo que me mandara, hasta el momento de preparar mi equipaje
-Amo, ¿yo que me llevo? -pregunté
El amo me proporcionó un pantalón corto azul de hacer deporte, una camiseta blanca y unas deportivas que estaban algo desgastadas pero que por suerte me valían. En este momento ocurrió algo que me sorprendió. El amo estaba sin camiseta, algo sudado por la temperatura ambiente. Estaba cogiendo cosas de una estantería alta. Mi cara estaba justo a la altura de su axila. Estaba oliendo el sudor del Amo. Me estaba dando cuenta que me gustaba este olor. De repente el Amo se paró y me miro de esa forma que solo sabe el. Se dio cuenta que le estaba oliendo la axila. No me dijo nada, pero entendí perfectamente lo que me decía con la mirada. Como un “robot” me acerque más a su axila y empece a relamerla. Lo que me provoco una erección. Lamía de forma concienzuda, cuando vi el pezón del amo. Me atreví a relamerlo también. Note como se estaba poniendo erguido y empece a mamarle el pezón al amo.
-Pareces un becerro mamando…. Jajajaja… Me gustó el detalle. Y veo que la comunicación no verbal empieza a funcionar contigo.
Es verdad que el Amo no me dio ninguna orden formal, con su boca por lo menos. Lo hizo con su mirada. Entendí perfectamente lo que tenía que hacer. Y asi hice.
-No me pongo calzoncillos, amo?-le pregunté
-Con el pantalón corto para taparte tienes suficiente
-Sí, amo
Observé como el amo también guardaba un chándal gris de manga corta, mi equipaje era ligero apenas una pequeña maleta donde iba todo de lo que iba a disponer en ese viaje. Cargamos todo y fui a sentarme en el asiento del copiloto cuando el amo me cogió por el cuello
-¿Adónde te crees que vas perro?
-A sentarme señor
¿Y quién te ha dicho a ti que te tienes que sentar en el asiento del copiloto, cuando has visto a un perro ir al lado de su amo
-En ningún sitio amo, disculpe era la emoción del viaje
-Me hizo meter en la furgoneta y aunque no me puso a 4 patas por la duración del trayecto, si me esposó a una agarradera que había un lateral, al menos podía ir algo más cómodo
Nunca se me pasó por la cabeza hacer un viaje desnudo y esposado, era la primera vez y aunque era algo extraño no me desagradó, paramos a comer algo y cuando el ...