El Acompañante (Parte V)

5.-

Ese momento fue una epifanía para Facundo. Fue la confirmación que algo había cambiado definitivamente en él. Esa persona que le tocaba el pecho y los hombros, luego la cara y le acariciaba el cabello lo había transformado. Lo costó controlarse. Sabía que no podía tener la iniciativa, en nada, que siempre era Juan Bernardo quien debía hacerlo.

Había seguido los consejos de la mujer: “estudia bien a la cliente: algunas te cederán la iniciativa; otra lo reservan para ella. No te hagas el listo. Hay días en que tu tendrás el control, otras lo deberás ceder”. Eso aplicaba en todo momento. Facundo había descubierto en el primer momento, que Juan Bernardo es el que tiene el control, siempre y en todo momento.

El jefe y cliente estuvo mucho rato acariciando y tocando el torso y rostro de Facundo. Sintió un gran placer al hacerlo, la piel era suave y tersa y los pectorales estaban marcados y los `pezones estaban duros y levantados, producto de la excitación del joven acompañante. Ratificó todo lo que pensaba de él: que era lo que estaba buscando: guapo, inteligente, complaciente, atlético, lampiño y joven.

- Prepárame un martini seco para mí - le dice - y otro para ti.

Facundo se levantó y fue a la alacena del pasillo que conducía al comedor, que resguardaba una cava y un bar. Los preparó y volvió al salón.

- Siéntate a mi lado - le dice Juan Bernardo. facundo obedece y éste le acerca y abraza, atrayendo su cabeza hacia su pecho, mientras le acaricia.

Estuvieron así, en silencio, durante muchos minutos, mientras Juan Bernardo consumía su trago. Facundo lo mantenía en su mano, pero no podía acompañarlo, porque la postura se lo impedía. Juan Bernardo se percata y lo libera y ahí éste puede consumirlo. Mientras bebe, Juan Bernardo sigue tocando las tetillas: siente una especial fijación en aquello y de caricias, pasa a apretarlas, estirarlas y girarlas.

Facundo está muy excitado, pero contenido. No desea apresurarse. No debe hacerlo. El no tiene el control.

Cuando terminan de beber, Juan Bernardo le dice que se quede y que mañana conversan.

Facundo obedece, recoge los vasos, la ropa y sube a su dormitorio. Está muy excitado solo logra calmarse, masturbándose. Espero un rato prolongado que Juan Bernardo entrase en la habitación para otros actos, pero nada sucedió y se quedó dormido.

Se despierta temprano ese día, se ducha y espera que Juan Bernardo le diga cuál es el plante ese sábado. Está en short y sudadera y espera salir a trotar, pero nada sucede. Al rato parece su jefe y le dice:

Acompáñame a la terraza. - Viste tenida informal, pero no deportiva.

Cuando llegan a la terraza le dice:
- Mientras desayuno, haz ejercicios, sin la sudadera. Quiero verte.

Y Facundo lo hizo, cerca de la mesa donde estaba desayunando su jefe. Realizó exactam...