Perrito en: Ruleta rusa en Chueca

Entras al piso de Chueca a las tres de la madrugada. El anuncio era claro: "Fiesta privada, bareback obligatorio, chemsex, ruleta rusa. Ven preparado." La puerta se abre y un tío de unos 35 años, musculoso, tatuado y con la mirada vidriosa te recibe.

"Pasa, perrito. Eres el último."

Dentro hay seis tíos más. Todos entre 30 y 45 años, todos con pinta de llevar ya varias rayas encima. El ambiente huele a sudor, poppers y sexo. En la mesa baja del salón hay una bandeja con polvo cortado en rayas gruesas, otra con pastillas de colores, y botellas de poppers abiertos.

"Las reglas son simples," dice el que te abrió, que parece ser el anfitrión. "Aquí somos ocho activos. Siete estamos bichados. Uno no. Nadie sabe quién es el limpio. Ni siquiera yo lo sé con certeza. Tú eres el pasivo de la noche. Todos te vamos a follar sin condón. Todos nos vamos a correr dentro. Y tú vas a recibir cada preñada sin saber cuál de nosotras te está jugando la vida."

Te miran todos con esas sonrisas de viciosos colocados. Uno de ellos, un calvo musculado con barba, se está pajeando ya mientras te mira.

"Métete esta raya primero," te ordena el anfitrión pasándote un billete enrollado. "Quiero que estés bien colocado para lo que viene."

Te acercas a la mesa. La raya es enorme, el doble de lo que harías normalmente. Te la metes de un tirón. El subidón te golpea inmediatamente. La mandíbula se te tensa, el corazón se acelera, y la polla se te pone dura instantáneamente.

"Buén perrito. Ahora quítate la ropa y ponte en cuatro en el centro del salón."

Obedeces. Te desnudas delante de los siete tíos que te rodean. Todos se están tocando ya, sacándose las pollas, pasándose el bote de poppers. Te pones en cuatro sobre la alfombra raída del salón.

El primero se acerca por detrás. Es un tío delgado, de unos 40, con tatuajes en los brazos. Te escupe en el ojete y te mete la polla de golpe, sin aviso. Gimes de dolor pero el colocón hace que también te excite. Te folla duro, agarrándote de las caderas, insultándote.

"Qué culo más apretado tiene el perrito. A ver si aguanta las siete cargas."

Los demás se ríen y se animan entre ellos. Uno te pone el bote de poppers en la nariz. "Aspira, zorra." Aspiras hondo. La cabeza te da vueltas y el placer se multiplica.

El primero se corre dentro con un gruñido animal. Sientes su leche caliente llenándote. Se aparta y el segundo ya está esperando. Este es el calvo musculado. Más grande, más bruto. Te penetra con la polla todavía mojada de la lefa del anterior.

"Joder, ya está preñado el cabrón. Me encanta."

Te destroza el culo durante cinco minutos mientras los demás te dan más rayas, más poppers, más pastillas. Estás tan colocado que ya no sabes ni dónde estás. Solo sientes la polla entrando y saliendo, y el semen acumulándose dentro...