EL MÉRITO DE SOMETER

El hecho de mandarle a alguien un escueto mensaje, tipo "Aquí a las seis. No soporto impuntuales" o "Preséntate en perfecto estado de revista. Acuérdate de las indicaciones que te he dado ya", "No vengas sin haberte hecho bien la lavativa previa" y recibir a un desconocido, una o dos horas después en tu casa tiene su mérito. Y no seré yo quien lo niegue.
Se debe de experimentar, pienso, la satisfacción rápida y efectiva, a la que muchos aspirarían, a pesar de ser un logro de escaso empeño, de naturaleza superficial y algo cortoplacista, pues se basa en sembrar en terreno ya abonado, es decir, no cuesta mucho someter al que está deseando ser sometido. (No se interprete esto como una crítica producto de la envidia)
En algunos casos, el terreno abonado lo es, además, por la extorsión, el chantaje, la amenaza o cualquier circunstancia en la que uno de los dos adquiera y pueda disfrutar de una situación de privilegio. La excitación es mayor en muchos casos, fundamentalmente, además, porque aquel que obedece disfruta más con su condición de saberse obligado. (Aquí cada uno lleva lo suyo...)
Sin embargo, como en los videojuegos, quien pasa a la pantalla siguiente, ha de saber poner en práctica capacidades infinitamente más elaboradas, de las que no seré yo quien pretenda presumir.
Hay una verdad de la que no todos son conscientes: un vocativo, un insulto, una vejación verbal, un comentario buscando pinchar en hueso, unas palabras cargadas de crueldad e intención de humillar, una exposición pública del poder que uno posee sobre otro pueden hacer mil veces más daño que dos hostias dadas a mano abierta o el cinturón de un macho en tus nalgas. (O pueden provocar más placer en el que recibe todo ello).
Quien por medio de la fuerza mental o pequeñas dosis de esa droga que calma la necesidad de ser castigado a saber por qué, aquel que hace que el sumiso caiga, sin darse cuenta, en una trampa tras otra, que le haga deslizarse inexorablemente por una pendiente que conduce a un vacío del que solo el amo podría sacarlo, es poseedor del verdadero poder de la sumisión.
Quién indaga en el pasado de un ser endeble y fácil de controlar, cuya vida ha consistido en un continuo de fracasos, vergüenzas y silencios para luego utilizar todo ello como un arma letal que destruye la escasa autoestima que le queda, ese...
Quien es consciente de la conveniencia de dejar al tiempo pasar, sabiendo que toda semilla sembrada necesita un periodo para crecer y dar fruto, consigue hacerle creer a aquel que termina aceptando su pertenencia a un ser superior, que eso es su función y destino.
Quién convierte a otro en un simple apéndice de sí mismo, logra que este acepte su debilidad y asuma su renuncia al derecho de ser libre y convertirse en un ser despojado de su voluntad.
Cuando se consigue, con la paciencia y la sangre fría propias de un experto militar, arrebatarle a alguien su p...