SIEMPRE SUYO

SIEMPRE SUYO AMO

No necesito perderme en mis morbos ni en mis fetiches.

No es necesario a estas alturas sopesar cuanto y como, ni siquiera si todo lo que entregamos era o no real. Los dos sabemos que sí.

Ayer mi cuerpo se negó, mi deseo no pudo vencer a mis limitaciones físicas. Aceptarlo no fue fácil, decírselo a mi dueño fue como abrirle mi alma en canal.

Privarle de mi sumisión, privarme de su posesión. Tener que dejar todo en manos del destino, solamente esperar que el tiempo nos permita vivir los instantes que durante tanto tiempo atrás nos unieron, divididos en horas eternas, en días de entregas y sinceridades.

Me costó dar ese paso. Hacía tiempo que mi mente me lo advertía sin hacerle caso.
Sentí como el silencio de una pregunta cortaba mi confesión en girones a través de la distancia ¿Por qué? ¿qué es lo que ocurre?
Vimos todo nuestro mundo venirse abajo, desmoronarse como un castillo de naipes destrozado en segundos por un huracán.

En silencio y sin previo aviso, algo que construimos día a día durante los últimos nueve años desaparecia, sin permiso, borrado del guión, Era como si nuestra historia nunca hubiese existido.

Me sentí tan hundido, tan perdido. ¿Y ahora qué?

El motor que empujaba mi vida secreta se detuvo. La gasolina que lo alimentaba se convertía en vacío, se evaporaba. Todo y nada.

Se impone la realidad a mis deseos, quise obligarla sin poder, consiguió dominarme con su cruel verdad. Lo que yo sentía carecía de sentido. Tendría que ceder.
Ahora nuestro paraíso estaba amenazado, cada resquicio de nuestro mundo se rompía como cristal.

¿De verdad este era el fin? ¿así, sin más?
¿tan radical? ¿sin poder asimilarlo?

La noche fue larga, el sueño no acudía. Repasando los recuerdos de estos años con todo lo que nos unió y nos moldeó.

Esos recuerdos que regresan de nuestras entregas secretas y a nuestros momentos de lujuria. Revivimos todo lo bueno y lo menos bueno, todo ello nos hizo hacer de dos uno. AMO y siervo en comunión. En simbiosis.

Que fácil fue todo AMO, que suerte la nuestra, qué agradecidos de ella, pusimos lo necesario de nuestra parte. Sin forzar nada. Todo rodado.
Sin engaños ni ataduras mundanas.

Noche larga, sueño agitado.

La madrugada pronta. El café frio.

Temprano madrugó la madrugada dijo en su elegía Miguel.

Aún estaba todo tan oscuro.
La mañana trajo luz por fin.

Una llamada, un no pasa nada, ya volverá a amanecer. Te siento mio hoy más que nunca perro.
Nunca te retendré contra tú voluntad,pero nunca te dejaré marchar porque si.
Tú voluntad me sirve en este momento,tanto como tú presencia en otros esclavo.

La claridad despejó dudas, la sinceridad de mi dueño se volvió a imponer c...