ÚNICA OPCIÓN - CAPÍTULO III

Ahora Marcos tenía en casa cuanto quería, un coño o un culo, una mujer o un chico. Aunque tenía más disponible a Alain, llegaba del trabajo y él estaba ahí, mientras Carla, lo mismo no había llegado, que tenía guardia, sin contar con que tenía muchos días de menstruación. Además, una vez que con el pasar del tiempo su culo se adaptó su pollón y no le dolía o le dolía poco, se volvió aún más entregado, cada día era más sumiso y Marcos dejó de andarse con melindres y le daba duro, le follaba fuerte, le insultaba, le degradaba. Avanzaba por ese camino porque cuando lo hacía, notaba que Alain se excitaba más, se ponía más perra, su cara lo decía, una cara que parecía que estaba drogado, y en cierto sentido lo estaba, porque era un adicto a Marcos, a su polla y a la forma en que lo trataba. Por eso Marcos muchas veces cuando quería sexo iba le asaltaba bruscamente, sin darle opción ni siquiera a dudarlo.
• Marcos: “Maricón, ya llegué del trabajo y vengo con ganas, así que, al baño, a hacerte una lavativa, que hoy quiero abrirte y hacerle muchas cosas a tu culo”
En esos casos a Alain se le erizaba todo el cuerpo y caía inmediatamente en modo entrega. Ya Marcos le había enseñado como hacerse las lavativas, sabía hacérselas solo perfectamente, pero la mayoría de las veces eran en presencia de él, que le gustaba ponerle la punta de la manguera en el culo, oír como vaciaba su culo en el wáter y luego otra vez y otra, hasta que le salía el agua limpia soltando un chorro trasparente en la bañera. A veces le obligaba a mamársela unos segundos reteniendo el agua dentro. Las lavativas, además de su objetivo práctico, eran también una forma de degradación.
Ese tipo de cosas lejos de molestarle le daban morbo extra a Alain. Igual que cuando le cogía fuerte de los pelos, le impedía sacarse la polla de la garganta, se ahogaba y tenía arcadas. Marcos cuando quería se la sacaba un momento, le dejaba respirar y volvía a la carga. Era de las cosas que más le gustaban al chico, le encantaba sentirse usado, abusado y en manos de tal macho con semejante pollón.
• Marcos (después de la lavativa y de haberle follado la garganta en el baño): “Ahora te duchas, te secas, te espero en la cama, que te tengo un regalito”
• Alain (entrando en la habitación): “A ver el regalito”
• Marcos: “Luego te lo doy, pero primero quiero darte una buena comida de culo”
• Alain: “¡Hum sí, y lo bien que las das!”
Marcos había puesto una silla al lado de los espejos de las puertas del armario. Sobre ella había una caja. Después de un rato da por terminado el trabajo anal.
• Marcos: “Ya puedes ir por tu regalito… en realidad son tres… están en esa caja, búscala y ábrela”
Alain se levanta, busca la caja, se acerca a Marcos y la abre. Se asombra de lo que ve.
• Alain: “Unos zapatos rosas de tacón, una tanguita y un dildo… pero ¿n...