MI CUÑADO ES POLICÍA ( 3 )

Las corbatas siempre me han agobiado, pero hoy es un día especial: el bautizo de mi sobrino.
- ¿Dónde está ese ahijado precioso que me ha tocado? - me dirijo a mi hermana y algunos familiares que rodean el cochecito.
Entramos en la iglesia. Y lo veo. Está impecable. Con traje y pajarita, parece un actor de Men at play. Saludo a su madre. Es la madrina. Mi cuñado no tiene hermanos oficialmente.( * )
Casi un año desde aquel domingo en el que mi cuñado se presentó en casa a devolverme el móvil. Es imposible olvidarlo.
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- ¿Sabes, perra mala? Porque no quiero arriesgarme a mancharme el traje, que si no, te juro que... - seguía a mi espalda y empezó a restregarse con mi culo.
- Puedo intentar que no se manche, señor inspector -. Habló la zorra que llevo dentro -. Yo me lo puedo tragar todo.
Me bajó el pantalón de deporte y empezó a azotarme el culo a mano abierta.
- Qué viciosa me ha salido mi cuñadita, míralo al maricón este - elevó la voz y me empujó al sofá. Me cogió las manos y me las subió encima del respaldo. Quedé de rodillas y, acto seguido, sentí sus manos en el interior de mis muslos para luego comprobar cómo me los separaba.
Todo fue rápido. Al sonido de la hebilla de su cinturón, le siguió el de la cremallera. Sus manazas separando mis carrillos y un escupitajo sonoro sobre mi ojete.
- Estate quieta, perra, ni te quejes ni te me pongas a gritar - y su capullo ya paseaba por mi raja.
No recuerdo un dolor parecido, y ocasiones había tenido hasta ese momento. Solo me permití el jadeo de mi respiración entrecortada. Cuando la tuvo bien dentro de mí, acompañó una de sus embestidas con un buen bofetón.
- A partir de ahora, te voy a controlar día y noche, cuñadita. Voy a saber todo lo que haces. Y no te lo tomes a broma, más te vale.
No entendí bien lo que quería decirme.
- Ahí, putita, te salvas porque tengo prisa pero no creas que siempre va a ser tan rápido, ya verás. Ya verás cómo aguanta tu cuñado cuando se pone a ello - dejó de hablar y un jadeo ronco fue lo único que invadió mis oídos y toda la habitación mientras se corría.
Antes de marcharse, pasó por el baño. Salió ajustándose el cinturón.
- Bueno, ya hablaremos. Y lo dicho - me cogió por la barbilla obligándome a mirarlo directamente a los ojos -. Ten cuidadito, ¿eh?, que te voy a tener vigilado veinticuatro siete. Y empieza a cuidarte mejor. El padrino de mi primer hijo tiene que tener mejor aspecto.
( * ) Recabando información...