De kinky a esclavo Capítulo 10: Noche encerrado

El sábado por la tarde, tras pasar todo un día con el señor que me hizo hacer toda clase de trabajos, hacer la comida, lavar la casa (no se me daba muy bien ya que en casa las labores las hacia mi madre), jugar conmigo con diferentes prácticas como suspensión, azotes, etc. aquella tarde sobre las 9 de la noche (aunque por la época del año todavia era de día) decidió encerrarme tras esposarme de manos y pies en una pequeña jaula de metal rectangular donde solo cabía estando a 4 patas. Tras cerrar la puerta detrás de mí, e inmovilizarme manos y pies, hizo lo mismo con el cuello haciendo que no pudiese moverme ni ver, porque yo solo veía la pared blanca que tenía en frente de mí; hasta que apagó la luz, entonces se me ocurrió preguntar
-Señor, que pasa si tengo ganas de hacer pis. El Amo sonrío
-Me llamas y bajo para sacarte y meas-dijo de forma irónica, aguantas porque si te meas encima sabes lo que te pasará verdad?
-Si señor, me castigará-dije
-¿Y tu no quieres que te castigue verdad, perro?
-No señor
-Aparte de que te haré recogerlo con la lengua dijo mientras se iba hacia arriba.
A oscuras e inmovilizado… No podía ser peor-pensé
Perdí la noción del tiempo. Sin pensar el tiempo que iba a estar ahí, empecé a recordar todo lo vivido, lo que había hecho. Pensé incluso en que dirían mis amigos si me viesen como si fuese un perro, desnudo y a 4 patas. Alguno de ellos era homófobo y… cerré los ojos para dejar de pensar en eso. Empece a notar algo de dolor en las rodillas y en las muñecas al mover ligeramente y de manera involuntaria las manos.
Ah-señor llamé
No sabia en que pensar, no podía hacer otra cosa ya que estaba privado de movimientos. De repente pensé en cuanto tiempo llevaba ahí. Cuanto más podía aguantar. Mi mente me transmitía que llevaba horas ahí metido. Sin embargo, no llevaba tanto.
-Vamos Esteban aguanta-me dije a mi mismo, no me molestaba ni enfadaba estar asi, ya conocía más al señor, y me resultaba menos incomodas algunas situaciones. Fue entonces cuando empecé a notar mas molestia por la postura, en las manos y en las rodillas. Intenté moverme sin éxito provocando que el dolor no menguara
-Señor, por favor no aguanto más- grité moviendo las manos, Señor por favor-dije casi gritando. Nada
No se escuchaba nada, y si me oía el Señor bajaría cuando le apeteciese. Volví a intentar moverme sin conseguir éxito alguno. Noté dolor en las rodillas nuevamente y en el cuello, me estaba empezando a agobiar. Intenté cerrar los ojos y dormir un poco, aunque fuese en esa postura. No sabia cuanto tiempo mas iba a estar ahí encerrado. Estaba a punto de quedarme dormido cuando escuché movimiento. El Señor estaba bajando, le llamé instintivamente
-Señor por favor, sáqueme de aquí no aguanto más, por favor…
-Bajó y se sentó en el “sillón del Amo” y encendió un cigarrillo mirando el teléfon...