La entrega: Diario de una virgen

Por aquel entonces tenía una edad menor a la permitida, estaba descubriendo mi sexualidad, mi lugar en el mundo del sexo y tenía el alma intacta... Muchos pensaréis que este relato es simplemente eso, un relato y otros veréis lo que hay de verdad detrás. Algunas cosas están adornadas para que quede mejor con el tono pero... No añadiré cosas que no sucedieron.

Antes de los hechos, yo había tenido primeros contactos con hombres mayores, mi rango inicial era de 30 años hasta los 50 años. En esas situaciones simplemente había besos, roces, dedos, mamadas y pajas... No quería entregar mi virginidad a cualquiera, creía que entregar eso debía ser con alguien especial y en una situación idónea.

Todo sucede un viernes que prometía ser un fin de semana más de verano en lo que yo pensaba que no ocurriría gran cosa. Me metí en una app para conocer a chicos gays, donde inocente de mí pensaba que los hombres me querían y a día de hoy me doy cuenta de que había mucho perturbado... Aún así empecé a chatear con uno:

- Hey, bonito culo...
- Soy virgen... Pero si quieres puedes comérmelo y meterle dedos.
- Me gusta la idea. ¿Qué edad tienes?
- 16...
- Vaya... ¡Menudo caramelo! ¿Te paso a buscar o tienes sitio dónde?
- Sí, tengo sitio, puedes aparcar cerca de mi casa y podemos ir al bosque.
- ¿Te va bien en unas horas? Tengo que acabar de hacer unos recados.
- Sí... te paso ubicación.

Por aquel entonces yo vivía con mis padres en una casa a las afueras de mi pueblo, rodeados de bosques y tranquilidad. Donde no hay luces en las calles, los vecinos instalan iluminación en sus jardines para ver en el exterior, pero hay calles que están completamente oscuras. Pasé lo que quedaba de tarde en casa, escuchando musica, bailado y viendo vídeos en YouTube. Ya estaba duchado y por aquel entonces no conocía lo que eran las lavativas ni como se hacían bien.

Pasadas las horas el tío me dijo que ya iba de camino, de unos 35 años, profesor, calvo, con un cuerpo normal, una polla normal y con una cara que con su barba parecía sexy. Con eso ya me bastó para quedar para apagar la llama de deseo que tenía dentro, por ser tocado por un hombre.

Yo salí silenciosamente escapándomelos de casa hacia donde le había mandado la ubicación. Al llegar, una luz en toda la oscuridad me deslumbró y de repente se apagó. Por unos segundos me quedé a ciegas sin distinguir nada en la oscuridad, simplemente escuché una puerta abrirse, parecía de un coche y alguien pisando la gravilla del suelo.

- ¿Dónde me has traído? Parece de película
- Sí... Perdona, es que al no tener cómo moverme y tener a mis padres en casa...
- No pasa nada. ¿Quieres que nos quedemos en el coche?
- No... Me gustaría ir a un sitio por allí
- Te sigo

Se bajó dle coche, cerró la puerta y empezamos a caminar. Por aque...