MI CUÑADO ES POLICÍA ( 2 )

Domingo 10.50
Me desperté tan dolorido que lo menos que sentía era el dolor en el culo. Lo primero que pensé fue en que menos mal que el lunes era fiesta. Yo estudio en Madrid. Suelo venir los fines de semana a mi ciudad y en aquella ocasión tenía tres días.
En la mesa de la cocina mis padres me habían dejado una nota en un folio. Reconocí la letra de mi padre. Parecía una carta más que una simple nota:
"Tu madre te deja dessyuno y comida en el frigo. Hoy los Buendía celebran sus bodas de oro. Te recuerdo que contaban contigo pero ya me encargué anoche de llamarlos para que, al menos, pudieran anular tu cubierto. He supuesto que no estarías en condiciones de asistir. Lucía viene con nosotros y Gerardo más tarde. Descansa y trata de no salir si no te es necesario. Tus llaves están en la entrada.
Mis llaves, que 'milagrosamente' no me habían desaparecido. Caí en la cuenta y sonreí amargamente. Alguien, lógicamente, había dado orden expresa de que permanecieran en mi bolsillo, no como mi móvil o la tarjeta de crédito y algunos billetes. A ver, hombre... Mis padres tendrían que cambiar la cerradura, ¿no? Tampoco convenía llegar hasta ese punto, sabía que alguien habría pensado y reparado en ello.
Sinceramente, sentí un enorme alivio al no tener que ver el habitual gesto de reprobación de mi madre en todo el día. Si a mi padre, me constaba de sobra, lo había defraudado en muchos aspectos, él lo llevaba con una templanza digna de admiración. No se ha distinguido nunca en apoyarme abiertamente pero jamás me ha bombardeado con reproches o, como a veces hace ella, nunca me ha restregado por la cara, como él que no quiere la cosa, los éxitos y triunfos de los hijos de sus amigos. A veces. Si me paro a pensarlo, ella me da pena; rodeada de viejas chismosas y siempre presumiendo del sueldo de su hijo, del pisazo que va a comprarse en Madrid o del tesoro de nuera que tienen.
Desayuné ligeramente, solo por tener algo en el estómago para tomarme un Ibuprofeno.
" Bueno, todo el día solo. Me tumbaré, descansaré y luego, si se me aclara la cabeza, llamaré para anular la SIM y ya veré cómo me pillo otro teléfono"
DOMINGO 12.40
Pero el telefonillo de la puerta del portal sonó. Lo ignoré. No quise abrir. Un minuto después sonó el timbre de la puerta. No tenía más remedio que abrir, sobre todo después de escuchar también el sonido de los nudillos de alguien en la madera.
Abrí. Sí me sorprendió a quien vi en el rellano, pero inmediatamente me di cuenta de que era cuestión de tiempo. Impecable, con un traje gris claro, sin corbata y ajustándose los puños de la camisa, estirándolos para que quedasen bien visibles sus gemelos.
- Pensé que te pillaría dormido. Supongo que estarás hecha polvo después de la nochecita de ayer. ¿Te importa que pase dentro? Te traigo un par de cosillas - me preguntó y entró por mi lado derecho, empujándome un ...