De kinky a esclavo Capitulo 9: Blanco y en botella

Tras mes y medio de encuentros y sesiones el señor me volvió a citar un domingo. Había vivido momentos que nunca pensé que viviría. Nunca había sospechado esa parte de mi “personalidad”. Yo, esclavo… Alguien me lo hubiera dicho hace dos meses, me hubiera reído. Hace tiempo que sé que me atraen los de mi mismo sexo. No fue fácil asumirlo. Bueno, asumirlo es mucho decir. De closet total. Muchas fantasías… Pero siempre con chavales de mi misma edad. Incluso con chicos que yo conocía, y que despertaban en mí el deseo sexual. Nunca había sido atraído por individuos que hubieran podido ser mi padre. Pues mira el “cincuentón” … Hace conmigo lo que la da la P. gana. El amo me explicó que la sumisión para él tenía 4 fases.
1- La primera fase es la del DESEO: vemos imágenes que nos excitan… si lo comentamos con más gente, nos dicen que estamos locos “como te va a gustar esto… eres un degenerado”.
2- La segunda fase es la de la FANTASÍA: nos proyectamos en las escenas del porno BDSM. Empezamos a materializar esos deseos que sentíamos en la fase del deseo. Pero siguen siendo meramente sexuales. No-obstante ya empezamos a conocer cuál es el rol que nos corresponde.
3- La tercera fase es la MADUREZ: hemos entendido cual es nuestro papel como “Omegas”. Hemos nacido para servir. Hemos nacido para encontrar el alfa al cual entregar nuestra voluntad. No solo nuestro cuerpo, sino también nuestra ALMA. Aspiramos a ser anulado, humillados, cosificados. Queremos ser rebajados hasta lo máximo. No por cualquiera. Sino por este ser superior a quien hemos entregado nuestra voluntad. En esta fase, tenemos que encontrar a nuestro alfa. Antes no estábamos “maduros”. O por lo menos, no entendíamos nuestro papel. Nos obnubilaban estas fantasías, las prácticas en sí.
4- La cuarta fase es la DESESPERACION. El amo dice que no desea a nadie entrar en esta fase. Cuando entras en los chats BDSM ves a unos tíos, generalmente avanzados en edad. Que buscan desesperadamente practicas extremas. No han sabido encontrar a su alfa, probablemente porque no han sabido entender su papel de Omega. Cuando eres omega has nacido para servir. No importa tus gustos. Tu placer se materializa cuando tu amo está feliz. Por mi parte lo que más: sentir los espasmos del cuerpo del amo justo antes de notarle derramarse dentro de mí.
Aquella mañana sentí algo de excitación por saber que me tocaría vivir. Cada vez iba con menos miedo a los encuentros a pesar de que el modus operandi en los trayectos era igual. Apagar el móvil. Secuestro. Maniatado y ojos vendados en el maletero. Bajada al calabozo a oscuras. Desnudarme completamente. Entrar en la Mazmorra, arrodillarme y besarle los pies. Rutina que el Amo aplicaba con todos.
Tras dejarme un rato desnudo, arrodillado con las manos detrás de la nuca porque tenía que atender una llamada telefónica; bajó y me dio una orden clara
-Quítame los pantalones...