Calientapollas.

Hace unos días un tipo me llamó "CALIENTAPOLLAS" (entre otros románticos vocativos)
Admitiendo su cabreo en aquel momento, ayer volví al local donde sé que lo encontraría para hablar con él.
Creo que todo ha quedado resuelto considerando más que nada, que son ya las seis y media de la mañana y estoy volviendo a casa en taxi. Es difícil teclear en una pantalla tan pequeña como la del móvil entre frenazos y cambios de carril. Además esta vez, el tipo me ha hecho pagar caro lo de la otra noche. Apenas puedo sentarme bien en el taxi, de cómo me ha follado repetidas veces desde que llegué a su casa. Y me ha dado por buscar, aunque suene a estupidez, las referencias a esa palabra en internet.

DRAE (Diccionario Real Academia Esp.)
m. y f. malson. coloq. Persona que excita sexualmente a un hombre sin intención de satisfacerlo.
DICCIONARIO ESPAÑOL ACTUAL (FBBVA)
adj. (vulgar) Pers. (esp. mujer) que incita sexualmente a un hombre, pero se niega a llegar a la cópula.
HTTPS://es.wictionary.org
Sust. m. y f. Persona que intencionadamente el deseo sexual en un hombre sin intención de satisfacerlo.
WORDREFERENCE.COM
Com. Vulgar. Insulto que se aplica a la persona que incita sexualmente a un hombre sin intención de satisfacer el deseo provocado.

Así que, de todo esto, y de mucho más consultado y leído, (pero para muestra bien vale un botón), se entendería que:
1) "Las" ( no "los" ) calientapollas son "esp. mujeres". Y los damnificados, los hombres. Tampoco esperemos que los diccionarios vayan mucho más allá.
2) Por tanto, además del machismo que supone que nuestro rico idioma no cuente con términos como "calientacoños", o similar, se infiere que ciertos conceptos pueden aplicarse igualmente al sexo y relaciones entre hombres.
3) Que entre hombres, en muchos casos se desarrollen los roles tradicionalmente asumidos por hombres y mujeres, me ha llamado siempre la atención.
No poseo ni conocimientos científicos ni antropológicos para explicar por qué el sexo entre hombres reproduce en muchos casos, los comportamientos, roles, actitudes y el desequilibrio de poder que tradicionalmente se asocia a la relación entre hombre y mujer.
Lo que tengo claro es que fui yo quien volvió a ese bar. Fui yo el que volví, sí. No solo me expuse a que ese tipo me mandara a la mierda delante de un montón de desconocidos. Fui yo quien intentó hacer pasar por educación mi deseo de pedirle disculpas.
Era yo el que, a pesar de todo, había terminado pajeándose en su cama aquella madrugada. Teniendo su imagen grabada.
El que bajó la cabeza, el que dio explicaciones, el que, al presentarse allí sin haber sido llamado, acabó enseñando sus cartas.
Siento un placer especial, que proviene de sentirme castigado como una mala perra, de haber saldado una deuda. Trato de luchar a veces contra esta atracción por la sumisión, por el castigo...