Perrito en: El Cuartel II

"Ahora sí, perrito. Vas a conocer lo que es un verdadero gangbang militar. Y cuando terminemos contigo, vas a venir aquí cada noche pidiendo más."

Se corre dentro de ti con un rugido, llenándote de su leche caliente.

"¿Quién sigue? Esta perra aguanta toda la noche."

Los cinco uniformados se turnan durante horas. Tu culo ya está completamente abierto, goteando semen de al menos tres cargas diferentes.

"Dale más," ordena el sargento al ver que empiezas a flaquear. Te meten otra raya por la nariz.

"Está perfecto así, como un verdadero perro en celo," se ríe Rodríguez, penetrándote otra vez. "Completamente adicto a la polla y a la merca."

El joven saca su móvil. "Voy a hacer una llamada. Conozco a unos tipos que van a flipar con este perrito."

"¿Más gente?" pregunta Martínez.

"Unos colegas de otros cuarteles. Y algunos paisanos que conozco del barrio. Todos con ganas de probar carne fresca."

Tu cabeza da vueltas, pero oyes perfectamente sus palabras. Van a traer más hombres. Tu culo ya está destrozado pero ellos no han terminado contigo.

"Perfecto," gruñe el sargento corriéndose en tu cara. "Esta noche vas a batir records, zorra. Para cuando amanezca habrás sido el agujero de medio cuartel."

Se oyen coches llegando afuera. Voces masculinas acercándose.

"Ya están aquí," sonríe el joven. "Espero que estés preparado, perrito, porque esto solo acaba de empezar."

Entran seis tipos más: tres guardias de otros cuarteles y tres paisanos con pinta de macarras del barrio.

"¿Este es el perrito del que hablabais?" pregunta uno de los civiles, un calvo con brazos tatuados. "Está bien usado ya."

"Pero aún aguanta," responde el sargento. "Dale más combustible."

Te obligan a esnifar otra raya mientras te colocan en el centro. Once hombres te rodean, todos con las pollas fuera.

"Venga, zorra, a trabajar," ordena el calvo metiéndote su rabo por la garganta.

Dos más te penetran al mismo tiempo - uno en el culo, otro abriéndote más para meter la suya también. Tu ojete cede completamente.

"Joder, qué perrita más viciosa," gruñe uno de los guardias nuevos. "Mira cómo disfruta con dos pollas a la vez."

Los paisanos son más salvajes que los uniformados. Uno de ellos, un gitano con cadenas de oro, te escupe en la cara.

"Así me gustan, completamente entregadas," dice metiéndote un dedo lleno de anillos en la boca. "¿Te gusta ser la puta del cuartel?"

Solo puedes gemir con la boca llena de carne. Tu cuerpo ya no te pertenece.

"Esto va a durar hasta el amanecer," ríe el sargento. "Y mañana vuelves, ¿verdad, perrita?"

El gitano te agarra del pelo con fuerza. "Mírame cuando te hablo, perra." Sus anillos se clavan en tu cuero cabelludo mientras te folla la cara sin piedad...