Perrito en: El Cuartel I

Llevas días merodeando por los alrededores del cuartel, perrito. Te excita ver a esos uniformados entrar y salir, con sus botas relucientes y esa autoridad que tanto te pone. Hoy tu suerte cambia cuando uno de ellos, moreno, fornido, con bigote espeso, te pilla husmeando cerca de la valla.

"¿Qué coño haces aquí, chaval?" te espeta con voz ronca, acercándose. Su placa dice 'Martínez'. "¿Esperando a alguien?"

Te quedas mudo, notando cómo se te pone dura solo de oírle hablar. Él lo nota y sonríe de lado.

"Ya veo qué tipo de perrito eres tú..." Te agarra del brazo. "Ven conmigo."

Te arrastra hasta una caseta apartada del cuartel. Una vez dentro, se quita la gorra y te mira de arriba abajo.

"Así que te van los uniformes, ¿eh, zorra? Pues vas a tener lo que buscas." Se desabrocha el cinturón lentamente. "De rodillas, chucho."

Obedeces al instante. Su polla gruesa sale ya medio empalmada del pantalón verde.

"Chúpala bien, que luego vienen mis compañeros del turno. Hoy toca adiestramiento especial para perritos como tú."

Te tragas su rabo hasta la garganta mientras él te agarra la cabeza con fuerza.

"Así me gusta, que sepas tu lugar, cabrón. Esta noche vas a conocer lo que es la disciplina de verdad."

Martínez se corre en tu garganta sin avisar, obligándote a tragarte hasta la última gota.

"Buen perrito," gruñe mientras se recompone el uniforme. "Ahora viene lo bueno."

Se oye ruido de botas acercándose. Entran tres guardias más: un rubio alto y delgado, otro moreno con barriga cervecera, y uno joven con cara de capullo.

"¿Este es el chucho del que hablabas?" pregunta el rubio, mirándote con desprecio.

"Sí, Rodríguez. Lleva días rondando como una perra en celo. Le he dado un aperitivo pero necesita disciplina real."

El gordo se ríe. "Pues yo traigo algo especial para estos casos." Saca una pequeña bolsa con polvo blanco. "Para que esté más receptivo."

Te obligan a esnifar varias rayas. Tu cabeza empieza a dar vueltas, todo se vuelve más intenso.

"Ahora sí que pareces lo que eres: un perrito drogadicto buscando polla," se burla el joven.

Rodríguez se baja los pantalones. "Yo quiero probar ese culo. Martínez dice que tienes buen ojete."

Entre los cuatro te ponen en cuatro patas. El rubio se coloca detrás tuyo mientras los otros se masturban esperando su turno.

"Sin condón, como a las perras les gusta," dice metiéndotela de golpe.

El rubio te embiste sin piedad mientras tú gimes como la perra que eres. Los efectos del polvo hacen que cada embestida se sienta multiplicada.

"Mira cómo disfruta el cabrón," se ríe el gordo, grabándote con su móvil. "Esto va directo al grupo de WhatsApp del cuartel."

"Mi turno," gruñe Martínez, apartando a Rodríguez. Te penet...