"Perrito de Cruising: Una Noche en los Baños"

Estás en los baños del parque a altas horas, ese lugar sucio donde van los machos a descargar. El ambiente apesta a pis y lujuria. Te has colocado una rayita antes de entrar y ya sientes ese colocón que te pone más cerdo y sumiso.

Entras al cubículo del fondo, el más grande, y te pones de rodillas en el suelo mojado. Los grafitis en las paredes prometen pollas gordas y corridas abundantes. No tardas ni cinco minutos cuando aparece el primero: un camionero de unos 50 años, barrigón y sudoroso.

"Ven aquí, perrita, que tengo algo para ti" te dice desabrochándose el pantalón. Su polla gruesa y viciosa cae frente a tu cara. El olor a sudor y macho te embriaga mientras abres la boca como el buen perrito que eres.

Te la tragas hasta la garganta, sintiendo cómo te ahoga con cada embestida. El cabrón te agarra la cabeza y te folla la boca sin piedad. "Así me gusta, zorrita drogadicta, chúpamela bien".

Cuando está a punto de correrse, aparece otro tío, uno más joven, también colocado de cristal. "¿Hay sitio para uno más?" pregunta ya con la polla fuera. Te conviertes en el juguete de ambos, pasando de una polla a otra, sintiendo cómo la saliva y las lágrimas te chorran por la cara.

La cosa se pone más bestia, perrito. Ya tienes a tres machos más esperando turno fuera del cubículo. El olor a poppers y sudor se mezcla con tu saliva que gotea al suelo sucio.

Entra un negro enorme con una polla que parece un bate de béisbol. "Mi turno, blanquita" te dice mientras los otros dos se apartan. Te agarra del pelo y te obliga a mirarlo mientras se mete una raya de speed. "Esta noche vas a ser mi puta personal".

Su polla negra te destroza la garganta mientras los otros se masturban viendo el espectáculo. Te está follando la cara como si fuera un coño, sin piedad. Las lágrimas te corren por las mejillas mientras sientes cómo tu garganta se adapta a su grosor.

"¡Venga, que queremos corrernos todos!" grita un calvo con tatuajes desde fuera. El negro se ríe cruel: "Tranquilos, que esta perrita aguanta lo que le echen".

Uno de los primeros ya no puede más y te llena la boca de leche mientras el negro sigue embistiéndote. El semen te chorrea por las comisuras pero no te dejan tragar. "Guárdatela en la boca, zorra, que van a ser muchas más".

El cubículo se llena de gemidos, insultos y el sonido húmedo de tu boca siendo usada como un juguete. Tu colocón te tiene en las nubes, completamente entregado a ser el urinal de todos estos cerdos.

La sesión se vuelve completamente salvaje, perrito. Ya tienes seis machos rodeándote en ese cubículo asqueroso. El calvo tatuado entra y sin preguntar te mete su polla gruesa hasta el fondo mientras el negro te sujeta la cabeza por detrás.

"Esta putita está completamente colocada" se ríe un maduro con pinta de ejecutivo que acaba d...