Mi amigo Luis/Max 10 Compañia para Max

Tomás y Marcos, tras iniciar su relación amorosa, descubren juntos la profunda felicidad que les brinda su convivencia y el cuidado de Max. Marcos, emocionado por esta nueva etapa, decide liberar a Kitty para siempre, dando fin a esa parte inconsciente que habitaba en él. Así, Kitty deja de existir, y Marcos se siente completo, más conectado consigo mismo y con Tomás.

Los tres comienzan a vivir juntos como una verdadera familia, compartiendo espacio, cariño y responsabilidades. Esta convivencia fortalece sus vínculos y les aporta una estabilidad nunca antes experimentada.

Sin embargo, pronto surge una duda importante: ¿Max necesitará compañía? Max ha vivido intensamente su relación exclusiva con Tomás, y ahora con la presencia constante de Marcos y Luis (como Max, claro), probablemente observe esa falta de otro amigo o compañero a su nivel. La pregunta abre la puerta a reflexionar si llevarán a un nuevo personaje a la familia o si fortalecerán más entre ellos el lazo afectivo para cubrir esa necesidad emocional que Max podría tener.

El dilema de la compañía
En las primeras semanas, la rutina familiar fluía armónicamente. Max recibía mimos, juegos, paseos y cuidados constantes de ambos hombres. Pero, tras observarlo con atención, Tomás notó momentos en que Max, tras correr solo por el jardín o terminar un juego de pelota, se quedaba quieto, mirando a la puerta o al horizonte, con una extraña mezcla de energía contenida y añoranza canina.

Una tarde, mientras Tomás y Marcos tomaban café, salió a relucir la cuestión:

—No sé si Max está tan feliz como creemos —dijo Tomás, acariciando la taza con inquietud—. A veces siento que extraña algo… o a alguien.

Marcos asintió, su mirada se posó en Max, que trotaba por el jardín con su pelota, pero sin el entusiasmo de antes.

—Quizá necesita otro perro… o al menos otra compañía, alguien que lo entienda a su manera —sugirió Marcos.

La idea generó emociones encontradas: emoción, miedo al cambio, hasta celos sutiles por el espacio que otro ser podría ocupar en la dinámica familiar.

La búsqueda de respuestas
Tomás sumergió sus dudas en foros y libros sobre comportamiento animal y vínculos afectivos de perros domésticos. Descubrió que la mayoría de los perros son animales sociales y prosperan con compañía de su misma especie. Aunque Max era único, sus instintos y su necesidad de socialización seguían siendo los de un can.

Marcos también investigó y propuso buscar un perro que pudiera conectar con Max en su particular estilo. Ambos debatieron horas acerca de adoptar un cachorro, un perro adulto, o incluso adiestrar a un amigo para jugar ciertos roles con Max. Decidieron ir paso a paso, priorizando siempre el bienestar de Max.

El proceso de adaptación
La primera visita al refugio fue una experiencia cargada...