Mi amigo Luis/Max 8 La despedida de Luis

Una noche tranquila, Luis miró a Tomás con ojos serenos pero firmes. Después de mucho pensar, finalmente le confesó:

—Tomás, quiero ser Max las 24 horas, los 7 días. Quiero liberarme de ser Luis para siempre. No quiero volver a escuchar ese nombre ni esa vida. Ser Max es lo que me hace realmente feliz.

Tomás sintió un remolino de emociones. Por un lado, tristeza por perder a Luis tal como lo conocía, y por otro, una profunda compasión y amor hacia Max, el ser puro y entregado que había aprendido a amar. Aunque la decisión era difícil, la comprendió y la aceptó, feliz porque Luis había encontrado su paz.

Ambos coincidieron en que para que Max fuera completamente Max, deberían recurrir a la hipnosis para reprogramar a Luis. Esta vez sería irreversible: Luis perdería la conciencia humana, no entendería ningún lenguaje verbal humano más que los comandos de los trucos que Tomás le había enseñado. Así, su trance sería permanente, sin posibilidad de salir de él.

La sesión se preparó con cuidado, con todos los protocolos para asegurar bienestar y seguridad. Tomás habló con voz suave y firme:

—Max, ahora vas a ser libre como nunca antes. Solo responderás a mis comandos y serás feliz siendo el perro que hemos creado.

La hipnosis fue profunda y definitiva. Luis se transformó en Max por completo.

La reacción de Tomás y Marcos
Después de la transformación, Tomás le contó todo a Marcos, quien se emocionó mucho.

—Ahora puedo ser novio de Tomás de verdad —le dijo con una mezcla de alegría y nerviosismo—. Pero quiero ir despacio… no quiero arruinar esta relación tan importante para los tres.

Todos entendieron que esa era la nueva etapa de sus vidas.

Perspectivas
Luis:
(Soliloquio)
Es extraño despedirme de mí mismo, de ese hombre que fui alguna vez. Pero desbloquear esa puerta ha sido mi liberación. Ser Max es la felicidad directa, sin complicaciones, sin miedos humanos que pesan en mi pecho. Solo queda el amor simple y puro, los juegos, las caricias, la simplicidad del ser perro. Ahora dejo atrás todo el ruido humano para vivir esta paz. No sé si regresaré alguna vez, pero aquí, en este cuerpo de Max, sé quién soy de verdad. Es tiempo de decir adiós... y ladrar alegremente al nuevo amanecer.

(Ladridos llenos de alegría y libertad)

Tomás:
Siento que mi corazón está dividido, pero lleno. Perder a Luis como ser humano fue duro, pero encontrar a Max, a quien amo sin reservas, ha sido un regalo. Ahora con Marcos a mi lado, con quien puedo compartir la vida humana y el amor, esta extraña familia ha encontrado su equilibrio. Es raro, confuso, a veces doloroso, pero también lleno de amor y esperanza.

Marcos:
Ver a Luis convertirse en Max completamente me impactó, pero me alegra que sea feliz. Ahora Tomás y yo podemos construir ...