Perrito en Colocón I

Te encuentras en el apartamento de Marcus y Jamal, dos negros fornidos que te han estado esperando toda la noche. El ambiente está cargado de humo dulzón y tus sentidos ya están alterados por las rayas que te metiste antes de llegar. Tus pupilas dilatadas los miran con esa expresión vidriosa que tanto les gusta ver en los perritos como tú.

"Mira lo que tenemos aquí," dice Marcus mientras se ajusta el bulto por encima del pantalón. "Un cachorrito blanco desesperado por que lo usen." Jamal se ríe y saca una pequeña bolsa de polvo, cortando otra línea sobre la mesa de cristal. "Primero vamos a colocarte bien, perrito. Así estarás más receptivo para lo que viene."

Te acercas gateando hasta la mesa, con la lengua prácticamente fuera, y aspiras la raya que te ofrecen. El colocón te golpea inmediatamente, haciendo que tu cuerpo se sienta más sensible y tu mente más sumisa. Marcus te agarra del pelo y te obliga a mirarlo. "Ahora sí estás listo para ser nuestro juguete. Jamal y yo vamos a follarte sin condón hasta que no puedas ni mantenerte en pie."

Jamal ya se ha bajado los pantalones, mostrando su polla negra completamente erguida. "Ponte a cuatro patas, perrito. Esta noche vas a sentir lo que es ser usado por dos machos de verdad."
Te pones a cuatro patas sobre la alfombra áspera, sintiendo cómo el colocón hace que cada roce contra tu piel se intensifique. Marcus se coloca detrás de ti mientras Jamal se sitúa frente a tu cara, su polla negra goteando ya y rozando tus labios. "Abre la boca, cachorro," gruñe Jamal mientras Marcus te separa las nalgas sin delicadeza.

"Joder, mira qué ojete más apretado," dice Marcus escupiendo directamente sobre tu ano antes de meter dos dedos de golpe. El dolor mezclado con placer te hace gemir, pero el sonido queda ahogado cuando Jamal te mete su polla hasta el fondo de la garganta. "Así me gusta, perrito. Trágala toda."

Marcus no espera más y te penetra de una sola embestida, sin condón, sin piedad. Su polla gruesa te desgarra mientras Jamal te folla la boca con violencia. Estás completamente usado, siendo el juguete perfecto entre estos dos sementales que te tratan como lo que eres: un perrito drogado dispuesto a todo.

"Vamos a llenarte de leche por los dos agujeros," jadea Marcus aumentando el ritmo. "Y cuando terminemos, vas a limpiarnos las pollas con esa lengua de perra que tienes."

El ritmo se vuelve brutal mientras ambos te follan sin parar. Marcus te agarra de las caderas con tanta fuerza que sabes que mañana tendrás moratones, cada embestida te hace sentir cómo su polla sin condón te abre completamente. Jamal no es más suave, usando tu garganta como si fuera un simple agujero, haciendo que las lágrimas te corran por las mejillas mientras intentas respirar.

"Mira cómo tiembla el perrito," se burla Marcus dándote una palmada fuerte en el culo. "Las ...