FITNESS DREAM (vol1)

Después de una dura sesión matinal de bicicleta para fortalecer mis nalgas, me dirigí a los vestuarios, esperando que la suerte llamara a mi puerta (concretamente la de la ducha y que dicha suerte tuviera forma de uno o más activos) Cada lunes, miércoles y viernes repetía mis plegarias, con la sensación que algún día serían escuchados todos mis ruegos. Estaba empapado, la camiseta y los pantalones se me pegaban a la piel sudada, se notaban mis pezones tiesos a través de la ropa y el ojete me palpitaba, mi ritual de fantasía había empezado, deseando que se hiciera realidad. Me desnudé tranquilamente, sin taparme nada, quería que todos vieran la mercancía a la que podrían tener fácil acceso y recogí todo guardándolo en la taquilla, pero intentando dejar de fantasear para no acabar empalmado... Las duchas tenían dos accesos, pero siempre accedía por el de la derecha, ya que allí había una ducha pegada a otra que no funcionaba, y que además era la más interior, por lo que estaba algo alejada de las miradas curiosas. Coloqué minuciosamente cada cosa en su sitio, el champú y el gel en la repisa, la toalla en el colgador exterior junto a la puerta y encima, bien visible, la cinta azul con la llave de la taquilla, para indicar a todos los activos que estaba a su entera disposición. Dejé como siempre, la puerta entreabierta, no demasiado, solo lo suficiente, para que quién lo viera o leyera este relato, interpretara que entrando en esa ducha dispondría de la opción de usar a su antojo a un esclavo sumiso y pasivo libremente...

Una vez dentro, seleccioné la temperatura del agua y pulsé el botón... el agua estaba perfecta. Me metí debajo de la alcachofa para quitarme el sudor del cuerpo y dejar volar mi imaginación, mientras me enjabonaba el pelo, no tardé en empalmarme. No me resultó difícil, porque cuando no reprimía mis fantasías, imaginaba fácilmente, como me sometería un grupo de amos o esclavos activos en esa ducha. Me estaba poniendo muy cachonda y caliente, así que seguí enjabonando el resto de mi cuerpo, cerré los ojos y... poco a poco, fui dirigiendo mi mano izquierda hacía mis nalgas, con suavidad y sin prisas, deslizando los dedos sobre mi cuerpo untado en gel, mientras mi derecha, se dirigía hacia el pubis, no con más brío, pero sí, con la misma determinación. Me puse de cuclillas para poder introducirme dos dedos en el ojete y después, me dejé caer de rodillas al suelo, para poder pajearme con la derecha... el trabajo en equipo no había terminado aún, las dos manos empezaron a moverse al mismo ritmo. Jadeaba discretamente, pero estaba gozando... tanto, que ni siquiera me percaté que el champú me resbalaba por la cara. Me entró en los ojos... joder, como escocía... paré drásticamente mi “sesión matinal” y busqué el botón del agua palpando la pared con la mano derecha, no veía ni torta. "Pues poco me ha durado el calentón, joder..." pensé.

Retiré cab...