Y SI EL QUE ME DESVIRGÓ ERA UN CABRON? (3 y FINAL)

Pepe, así se llama el tipo que me desvirgó hace unas semanas. Será un poco cabrón, pero me ha pillado muy salido y necesitado. Ya el primer día, en el primer relato, me folló a pelo y yo me dejé como un tonto novato. El tío ha conseguido todo lo que ha querido de mi, de hecho hoy, con 21 años, estoy mintiendo a mi madre, diciéndole que voy a dormir en casa de un amigo de la universidad. Es la primera vez que voy a pasar la noche fuera de casa, para follar, con ese cabrón… que aunque no sé ni si se acuerda de mi nombre, me da mucho placer.

Son las nueve de la noche, estoy en recepción al lado de Pepe. Mientras él paga, no sé a dónde mirar, me da verguenza que la gente piense que vamos a follar, aunque podríamos pasar por padre e hijo perfectamente. El hotel es cutre, no se ha estirado mucho el cabrón.

Con la tarjeta en su mano, subimos al ascensor apenas dos plantas. Pepe no está hablador y yo soy demasiado tímido.

Al entrar en la habitación, Pepe se saca los zapatos y los calcetines, y se sienta en la cama. Y por fin habla:

- Desnúdate, aquí, delante de mí.

En pocos segundos, estoy de pie, frente a él… desnudo, él mira su juguete.

- Arrodíllate.

Le sigo el juego, he venido a por polla, y él lo sabe.

- No, así no, mirando hacia atrás.

Me doy la vuelta y entiendo su juego, hay un enorme espejo frente a la cama. Apuesto a que por eso ha escogido este hotel.

- Mírate, desnudo, arrodillado y ya medio erecto.

Es cierto, desde su segunda follada no he vuelto a tener sexo… y mi cuerpo desde que descubrió el placer la polla de Pepe, anela más.

- Ahora mírame, qué ves.

- Un tipo maduro.

Pepe, se abre la camisa… deja asomar su pecho peludo, y su tripa.

- Puedes hacerlo mejor.

- Veo un tipo, algo gordo, peludo…


Pepe se lame un dedo, le veo por el espejo, y acerca su mano a mi culo. Introduce su dedo en mi culo. Mi cuerpo reacciona, suelto un pequeño gemido y apenas unos movimientos después estoy completamente erecto.

- Si no sabes quien soy, empecemos por ti. Mírate, qué ves…?

- Un chico desnudo, erecto…

Pepe, mete un segundo dedo en mi culo, masajea la próstata duro, chasquea sus dedos dentro de mi, el placer me invade, gimo como un loco.

- Veo… Pepe… veo un chico que gime porque un macho sabe tratar su culo.

- Mucho mejor, ves… mucho mejor.

Pepe se abre la bragueta, ni se desnuda, pero saca su rabo, erecto, su glande brillante y hermoso. Lo deseo con locura.

- Ponte a cuatro patas, pero no dejes de mirar al espejo.

Pronto noto como Pepe coloca el glande rozando mi ojete. Mi cuerpo reacciona, mi ojete palpita, deseo sentirle dentro de mi.

- Ahora quiero que te mires al espejo, mires bien la escen...