Luna en Cáncer 8

Tengo mucho miedo, Ricardo y papá me han traído a la casa de un hombre que no conozco.

Bajo del auto a cuatro patas como me ordenó mi papá. Vengo desnudo, es casi media noche la calle está sola y como es verano hace un clima muy apacible.

Traigo mi cola puesta y la jaula de castidad, cuando salimos de casa solo me dijeron- sube al auto cachorro- y me hicieron subir al asiento de atrás.

-Quiero que vayas en cuatro sobre el asiento trasero- me ordenó Ricardo

-Lo van a ver Papi- dijo mi papá

-Eso quiero- respondió Ricardo que, por lo visto, es ahora quien manda en la casa.

El camino fue largo, habremos hecho unos veinte minutos, había poco tráfico pero en los altos coincidimos con muchos coches. Mi culo desnudo con la cola puesta se podía ver por la ventanilla completo, mi cara avergonzada del otro lado. Bajaba la mirada para esconderme y esperaba a que el auto arrancara con verdadera ansiedad

-Esto me da más pena a mí que al perro- le dijo mi papá a Ricardo cuando la detuvimos junto a una jeep con muchos jóvenes que traían los vidrios abajo y música de rengueaton a todo volumen

-¡Mira ¿qué pedo con esos cabrones?- dijo una voz de muchacho joven

-Ah no mames, ese cabrón viene desnudo- dijo otro.

-Están tomando fotos- dijo mi papá

-Pues sonríe para que salgas bien- dijo Ricardo. El semáforo se puso en verde y la camioneta se arrancó, nos aventaron un vaso con alcohol al parabrisas… papá decidió cambiar de ruta por precaución.

Espero en cuatro a que abran la puerta de esa casa que no reconozco. Finalmente se abre y no puedo levantar la mirada pero escucho una voz joven

-Hola, pasen bienvenidos- nos dijo… o tal vez le dijo solo a Ricardo y a mi papá- a gatas avanzo por el recibidor y el hombre nos lleva a un consultorio veterinario.

-Suban a la perrita , vamos a revisarla primero- me sorprende que me hable en femenino, Ricardo y mi papá no lo han hecho nunca… no digo nada, me subo en la mesa de exploración, es grande, pero resbalosa.

Papá sostiene una cadena atada a un collar que traigo en el cuello. El médico me mete un termómetro en el ano y luego me revisa las vértebras.

-Está bastante fuerte- me dice sintiéndome los pectorales, me aprieta juguetona mente los pezones- ¿cómo se llama?- les pregunta y los dos dudan

-Es una cachorra nuevo, no le hemos puesto nombre- se excusa Ricardo

-Bueno, pues pónganle uno- dice el veterinario a quien no me he atrevido a ver la cara.

-Que se llame Keira- dice Ricardo- así se llama la perra de uno de mis vecinos.

Me indigna un poco que tengan imaginación para humillarme y no la muestren para ponerme un nombre… el veterinario me frota los huevos y la castidad como si frotara una vulva - Bueno Keira, mucho gusto- dice el veterinario -...