CLICK, CLICK, ZIIIIIP. XXXV.- NATALIA Y PEDRITO 🚸

Las heridas en los pies me duraron 5 días. Ya sabía que no debía cachondearme de mi suegro, aunque ... siempre era una tentación y alguna vez sucedió.

Existen dos castigos similares pero diferentes en relación con los pies: el bastinado y la falaka.

En el bastinado, el sufrimiento no era causado por el dolor de cada golpe, que eran suaves, sino por la acumulación del dolor y por la angustia causados por la duración del castigo.

En la falaka la posición suele ser la misma, sin embargo, los golpes se dan con objetos más contundentes tipo palos pesados, mangueras de goma y hasta pedazos de caño de metal. A diferencia de lo que ocurre en el bastinado, los golpes se dan con toda la fuerza para que sean dolorosos, pero ¡ ojo !, que pueden dejar inválida a una persona.

El bastinado es ideal para el BDSM con sumisos que son casados o con pareja que no quieren que se sepa su sometimiento a otro hombre porque no dejan una huella visible fácilmente para cualquier persona, pero que sí saben perfectamente el amo y el esclavo lo que ha pasado. El que ha sido bastinado se tira unos días acordándose a cada rato de su amo. Es humillante, pero, al menos, sólo lo saben ellos.

La relación con mi suegro pasó por muchas e increibles situaciones. Ya cuando me había regalado 15 prendas a cada cual más ridícula, me acostumbré y me excitaba ponerme así ante él, pero se dio cuenta y me retiró las prendas de feminización, como hizo con el Directivo americano. Ya estábamos “blanditos”.

Luego me llevó a una fase de empezar las sesiones en sus rodillas. Cuando iba a ir a casa con su hija me atizaba con la mano abierta en el culo, y joder que fuerza tenía el cabrón.

Pero cuando iba a estar sin ir con mi mujer... bufffffffff. Me arreaba bien fuerte con todo tipo de objetos que me dejaban marca.

Cómo somos los humanos, que yo ya echaba de menos cuando no me calentase el culo, y él se dio cuenta y ya me retiró las deliciosas hostias que me metía en las nalgas. Alguna vez me puse a llorar porque las echaba de menos, y en ese momento me daba como 3 hostias impresionantes que me dejaban parado suplicando que no me dé más. Yo no sé de dónde sacaba su fuerza.

Luego me aplicó una técnica que él decía que se llamaba Shibari, que me ataba de diferentes formas y allí me hacia lo que quería.

Si cuento todas las escenas que viví este relato sería eterno, de verdad, por lo tanto, filtraré e iré más al grano.

A los tres años, por cuestiones que nada tenían que ver con esto, me separé de mi mujer, y ahí fue mucho peor porque me aplicaba un cbt que me lo tuvo varias veces de media como 15 días.

A los que os guste, enhorabuena, a mí me parecía que ya tenía el control de mi vida sexual tomado y me sentía fatal, pero tenía que tragar, si no, no me dejaba adorarle sus pies, su rabo, sus huevos,...