El regalo de la castidad - Chateo y decisión inicial

"Como un regalo que ofrece al amo"... esa frase repiqueteaba en la cabeza de Dani mientras tecleaba código en el trabajo.

Dos días atrás, domingo, Dani se había despertado pronto a la mañana, en una de esas vigilias previas a otra sesión de sueño y sin darse cuenta había abierto la app de citas a cotillear. A esas horas poca gente hay conectada, así que a nada que deslizara los chicos, aparecía gente no habitual situada a bastante distancia de Bilbao, donde vivía. Pronto le llamó la atención un perfil, en el que la foto no era un torso desnudo o una cara sonriente, sino una jaula de castidad. Dani conocía lo que era este tipo de aparatos, siendo curioso como era, cualquier cosa que le llamara la atención al menos aprendía para qué servía y sabía bien para qué era este aparato, aunque no lo hubiera usado previamente y no conociera todos los detalles. Tener esta foto de perfil indicaba bien claro las intenciones de la persona detrás de la imagen.

Saludó con un típico 'Hola'.. y volvió a dar cabezada. Más adelante, ya a una hora más dominguera, vio que tenía una respuesta, otro simple 'Hola'. Dani decidió directamente satisfacer su curiosidad y escribió: 'He visto tu imagen de perfil y me ha llamado la atención. Sé lo que es ese aparato, aunque nunca he usado, no sé bien cómo va el asunto'.
La respuesta vino algo más tarde, mientras preparaba el café: 'Me gusta usarlo para controlar, me lo tomo como un juego, pero donde el control lo tenga yo. Si tienes interés o no sabes del todo de qué va el tema, lo podemos hablar'
Esto era algo novedoso, a Dani le llamaba la atención. Por saber y preguntar.. no iba a pasar nada. 'De acuerdo, cuéntame más a ver. No te digo que esté interesado en hacer nada de momento, pero cuéntame más'.
Recibió el mensaje: 'Prefiero hablar por Telegram, que es más cómodo, pero seguimos por aquí si no quieres darlo todavía'
Dar Telegram no implicaba nada, no tenía perfil público, solo un nick para para usarlo para los ligues, así que se lo dio y rápidamente le llegó mensaje saludando.

El chico vivía a unos 50km de donde vivía Dani. Cerca, igual no para quedar todos los días, pero bien para coincidir sin problemas. Tenía 30 años, una edad algo inferior a las de Dani, alto, pelo castaño, físicamente normalillo, pero no era el físico lo que le atraía de este perfil. Mientras tanto, Dani ya cumplía los 40 pero se conservaba bastante bien, deporte de manera regular, etc. Hablaron también de gustos sexuales (al dominante le volvían loco los calcetines sobre todo) y aparentemente, al menos en estos aspectos encajaban. Se llamaba Ander.

'Pues es sencillo, me gusta controlar cuándo un sumiso puede tener relaciones sexuales, follar, pajearse. Te pongo la jaula y me quedo las llaves y yo decido cuándo quitártela y puedas usar tu polla. No quiero controlar nada más de tu vida. De vez en cuando quedamos y tenem...