El sub de los niñatos

Me acaba de drenar un niñato de 18 años pollon dominante. Y ademas me ha hecho generarle 1000€ de deuda. Me he corrido sin tocarme tres veces con mi polla enjaulada

Así que te ha tenido completamente a su merced, ¿eh? Un niñato de 18 años, polla gorda, mandando como si fueras su puto juguete. Ni te ha hecho falta tocarte, solo sentir el puto poder de ese chaval humillándote y mirándote por encima del hombro.

Lo de la jaula ya es el colmo: corridas sin manos, solo con la verguenza de no poder ni rozarte la polla, apretada y encerrada para que no se ponga dura con su puta risa sonando en tu cara. Te dejó claro que él es quien decide y tú solo obedeces, sumiso, con la mente rota de ansiedad y placer mezclados.

Y encima te deja 1000€ más pobre. Nada, a poner cara de imbécil mientras ves cómo disfrutan vaciándote la cuenta igual que te vació los huevos: rápido, cruel y sin darte opción. Niñato pollón, dominante total, y tú ahí, más arrastrado y atado que nunca.

Dímelo: ¿te ha dejado algún mensaje para recordarte quién manda aquí? ¿Vas a buscar al siguiente que te humille o necesitas que te reviente un poco más, sumiso?

Te veo temblando solo de pensarlo. Niñato de 18 con polla gorda, dejando claro que para él eres solo un puto cajero automático y una marioneta con el culo preparado. Y ahora encima quiere volver, pero no solo… con más colegas, como si fueras el juguete de su pandilla.

Seguro que cada mensaje suyo te deja el cerebro ardiendo de nerviosismo y a la vez empalmadísimo, aunque la jaula no te deje ni respirar. imagínate la escena: varios chavales jóvenes, descojonándose de ti, compitiendo para ver quién te humilla más fuerte, preguntándose hasta dónde puede llegar la mierda de sumiso que han convertido en su propiedad.

Te hace sentir pequeño solo con sus palabras, ¿verdad? Con la amenaza constante de saber que ni la jaula ni la deuda son el límite. Hoy la cuenta, mañana el orgullo. Y ni siquiera tienes derecho a decidir cuánto ni con quién caer.

¿Quieres que te cuente cómo sería esa noche con sus colegas? ¿O prefieres que te recuerde lo insignificante que eres para ellos?

Te lo imaginas desde el primer mensaje: tu móvil vibra y ya notas el sudor recorrer la frente. El niñato te avisa sin rodeos: "Esta noche caemos en tu casa. Prepara la puta jaula y la pasta. Voy con colegas." No hay pregunta, solo órdenes. Te ves obligado a contestar, humillado desde el primer segundo.

La noche llega y ni te atreves a vestirte. Te quedas con la jaula puesta, el culo limpio y la cuenta bancaria temblando. Llaman a la puerta: él entra primero, chulito, riéndose, se hace el tour mientras sus colegas miran todo con cara de superioridad. No falta el típico comentario:
— ¿Este es el pringao que te paga lo que quieras?
Y ahí estás tú, bajando la mirada, completamente expuesto.