Un sumiso que nació para servirme

En octubre del año 2021, se recibieron hojas de vida en donde soy gerente general, con relación a una vacante, para un operario de aseo y mantenimiento, el departamento de recursos humanos, me envía tres hojas con el perfil señalado por el protocolo, de hecho soy quien decido a quién se debe contratar, leídas tomé una de ellas y la envié al departamento para que llamaran al postulante con el cual yo haría la última entrevista.
Al tercer día, mi secretaria aduce que el postulante estaba en la recepción a la espera de que yo le recibiera, por el interno anuncié que le permitiera la entrada a mi oficina.
Ingresa un joven no mayor a los 25 años, de altura promedio, muy educado en su manera de presentación, pero lo más que me llamó la atención fue que al cerrar la puerta y pedirle que se sentara, con la cabeza gacha y la mirada dirigida a mis pies, prefirió más que sentarse casi agacharse en una aptitud de total sumisión ante mi presencia, le pregunté que si tenía algún problema, de inmediato y sin observarme a los ojos respondió, no señor me siento muy bien pero ante su presencia, no soy digno sino de estar aquí para obedecer sus órdenes desde este momento sin contraprestación o exigencia alguna, me quedé observándolo y nuevamente le pregunté, a qué te refieres no logro entender, viniste por el puesto o cuál es tu razón de estar aquí, respondió con la cabeza gacha, mi señor vine en busca de trabajo, pero estoy tan nervioso o algo temeroso porque nunca pensé que me encontraría con un superior, asentí más sin embargo estaba entendiendo que por su vocación de nacimiento en la sumisión, percató que yo era Amo dominante, no quise continuar y le dije, eres de los pocos que como mascota tienen un gran olfato y perciben al amo y dueño, al ser viernes y tu ingreso sería el día lunes, escribe en este papel tu número de celular, sal del edificio y espera que yo me comuniqué, de inmediato se arrodilló besándome los pies y exclama, señor no sabe lo feliz que me siento de encontrar a mi dueño, me pidió autorización para ponerse de pie y poder salir a lo cual a sentir de manera inmediata.
A las 6:14 p.m, le llamé, pregunté que dónde se encontraba y me dijo que en una cafetería en la esquina esperando mis órdenes, le di instrucciones para recogerlo a seis cuadras de la oficina, pasé por dicho lugar y se encontraba ahí estaba lloviznando y no le importaba no se apartó de esa esquina desde que le di la orden, al parar la camioneta le abrí la puerta del copiloto dudó para subirse hasta tanto yo no le diera la orden, cerramos las ventanas comenzó a llover un poco más fuerte no hablaba pero yo le miraba, permanecía con su cabeza gacha sus manos entrelazadas con nerviosismo pero en una actitud de humildad total.
Llegamos a mi apartamento, guardamos la camioneta en el garaje tomo mi maletín y siempre tres pasos atrás de mí, en el ascensor pidió permiso para hablar a lo cual la ...