CLICK, CLICK, ZIIIIIP. XXII.- AMO SAN 😻

Me disculpo porque voy al baño.

A los pocos segundos llega Santiago y se pone a mi lado a mear.

S: No he tenido la oportunidad de decirte lo guapo que te veo. Que bien te sienta cumplir años. Estás como más hombre... y padre ¿no?.

T: Sip, tengo 3 hijos. Son maravillosos. ...Santi... quisiera tener dos vidas para una de ellas compartirla contigo.

S: Lo sé cariño. Fue durísimo para ambos todo lo que pasó. Pero fíjate...

Todavía no nos habíamos guardado las pollas.

Habíamos ido a mear y yo encima estaba a punto de llorar, pero me miro y veo el tremendo empalme que tengo.

T: Ufffffff, Santi, es que contigo es normal que me suceda esto, no tenía ni idea de que estaba así.

Santi a mi derecha que estaba, me dice:

S: Pues mírame a mí, que te juro que nunca me había pasado esto.

Santi estaba tremendo, tenía un pedazo empalme que yo creo que no había visto nunca y mira que hemos hecho el amor veces.

T: Oh, Santiiiiiiiiiiiiiiiiii

Nos besamos ahí en el baño, como estábamos, dos tíos grandes con las dos enormes pollas empalmadas y abrazados como si fuésemos uno.

S: Que locura esto. Anda vente para acá.

Se metió en un baño, pasé y cerró la puerta con cerrojo.

Del bolsillo sacó el polvo blanco que usaba de vez en cuando y me dijo que hoy me vendría bien si quería.

Le contesté que sí, que si él controlaba la cantidad para alguien que no ha probado nunca, sí que quería. Y así me hizo la primera y también tomó el.

Yo no sé si fue eso, pero me provocó un bienestar, una sensación como la que tenía antes siendo principalmente pasivo suyo. Le veía enorme ante mí. Yo estaba empalmadisimo y Santi dio buena cuenta de ello también. Estuvimos como 20 minutos allí dentro.

Nos dimos polla hasta decir basta, pero no era sexo, era amor pendiente.

No hubo penetración ni lo intentamos, pero cuando nos dimos cuenta del tiempo que llevábamos allí dentro nos colocamos la ropa y salimos del servicio.

Lógicamente su amigo se había marchado. Yo lo sentí mucho, pero era lo mejor que podía hacer porque Santi y yo íbamos a ir a su casa y amarnos hasta decir basta.

La rayita me había sentado bien y me di cuenta que, aunque no hacía falta porque no había vergüenzas con él, me ayudaba, porque yo sabía a lo que iba a su casa, a ser penetrado como casi siempre.

Esa noche Santi me hizo más suyo todavía. Ayudado de lo blanco, y sin ayudarse porque me la habría tragado igual, me echo dos polvos.

Uno lo tragué por la boca. Santi dijo en ese momento que una vez tragado, ya siempre tenía que ir dentro de mi hasta la última gota.

Descansamos un ratito abrazados y luego empezó a follarme la boca como lo hacían mis profesores, o sea, dando leccione...