Suena ridículo, lo sé, pero no perdí la virginidad hasta los 21. A los 19, un cubano me llevó a su hotel y cabalgó mi polla, fue mi primera experiencia. Aun recuerdo que fué muy cariñoso, disfrutó de mi cuerpo y de mi polla, y al acabar dijo:

- Vuelve mañana, que te follaré yo.

Le dije que sí. Pero no fuí.

En los siguientes dos años, tuve contactos por anuncios en revistas (si chicos, antes del wapp y las apps) con los que te comunicabas mediante apartados postales. Una forma como otra de mandar cartas anónimas.

Recuerdo a varios, uno vestido de uniforme. Todos acababan con una charla en un bar, una cerveza y un: “a la próxima quedamos en mi casa”. Pero como el cubano, nunca volvían a saber de mí, era (y soy) tímido y me daba demasiado miedo.

21 años, y solo una experiencia sexual real, algún roce en un cine X, alguna paja con el del asiento de al lado. Y un polvo, mal dado, cuando me follé a un tipo en el baño del cine X. Duré apenas unos segundos.

Me había estado escapando mucho tiempo, seguramente porque encontraba gente decente, y lo que yo necesitaba era algún cazador, algún caradura..

Y fue un banquero, así se presentaba el tipo. Quedamos en un bar. Cuando llegué él ya estaba esperando en la puerta. Debe tener unos cincuenta años, sin barba, sin vello, un cuerpo de lo más normal, no muy atractivo, un tipo anodino.

Nos reconocemos rápido gracias a las fotos que habíamos intercambiado por correo. Además, él imagino que huele de lejos a un crío tímido y necesitado.

- Buenas, no sabía si vendrías.

- Buenas tardes

- Estás muy nervioso. No pasa nada, es normal. Además, esto está lleno de gente, nos van a ver todos. Ven aquí al lado, que hay menos gente.

Se pone a andar mientras me mira para asegurarme que le sigo. Apenas 10 metros, veo como saca una llave y abre una puerta. Se queda fuera y me hace un gesto con la mano para que pase mientras me dice:

- Prefiero que la gente no nos vea que por aquí me conocen.

Aún no he dicho más de dos palabras, pero ya estoy cruzando la puerta que este señor me abre.

Él entra detrás de mí, me adelanta y sube unas escaleras. Le voy siguiendo, estoy muy nervioso. En el primer rellano abre la puerta de un apartamento y me hace de nuevo la señal de que pase.

- Aquí podremos hablar con discreción.

El apartamento es horrible, descuidado, desordenado, oscuro no parece posible que aquí viva alguien. Y este tipo es un banquero?

Escucho como cierra la puerta y enseguida se va a una cocina estilo office. Abre la nevera y saca dos cervezas. Yo en esa época no bebía nada, ni cerveza. El tipo abre una lata y me la pasa. Cuando mi cabeza está moviéndose de un lado a otro, empezando a decir que “no”...

- No seas tonto, nos vendrá bien para relajarnos....