(Estos relatos están basados en parte en fantasías propias del autor, PERO EN UNA GRANDÍSIMA PARTE SE CORRESPONDEN A HECHOS TOTALMENTE REALES VIVIDOS POR ÉL, que parecen sacados de su imaginación pero que de verdad ocurrieron. Viva la vida que te sorprende y enriquece con este tipo de cosas. Lo que es realidad y lo que es fantasía lo dejo a elección del lector. Podéis preguntarme cosas puntuales, que no voy a mentir, pero sí, no sé si lo voy a contestar. Depende de la pregunta. Espero que os guste.)

Y de repente...

...toc, toc, toc...

Don Juan no recordaba si había cerrado o no, y es que, ese Hotel, era de aquellos de la época que tenían que cerrarse aparte con un cerrojo.

Y se empieza a abrir la puerta mientras se escucha:

“Bueno Juanito, ya he pasado por todas las habitaciones y ...

¡Pero qué...!

¡Pero bueno!,

¡Qué significa esto!”.



Era Don Antonio. Como mencioné en otro capítulo, era otro amor platónico mío, que junto con Don Manuel, el Director, protagonizaban la mayoria de fantasias sexuales mías en las masturbaciones de ese momento.

Don Antonio era el jefe de estudios, creo que venía de hacerse un recorrido por las habitaciones y se iba a la suya a dormir.

Como hombre, era algo... impresionante. Don Juan también lo era, por supuesto, pero Don Juan era más del tipo Chubby y Don Antonio, debido a que era deportista de élite en su juventud, tenía un cuerpo forjado y enorme, rellenado ya por haber dejado el deporte y la edad madura.

Rápidamente, Don Antonio cerró la puerta, con cerrojo esta vez, y vino hacia nosotros montado en cólera.

¿Que qué significa esto?, repitió.

Don Juan, que nunca había pasado por una situación similar, balbuceando y muerto de vergüenza (pobrecito) comienza a decir:

“Antonio, yo... es que...” y se queda sin palabras porque realmente la imagen no tenía otra explicación que la que era.

Don Antonio le tranquiliza y le dice:

“Tranquilo Juan si no va contigo. ¡ Topsecret, te he hecho una pregunta !. ¿QUE SIGNIFICA ESTO?”

Aparte de desnudo, sentado apoyado en la pared, muerto de vergüenza y con lagrimas en los ojos, que ya era bastante; estaba confundido, puesto que toda la culpa se estaba focalizando en mí. ¿Como voy a obligar yo a un profesor que me sacaba lo menos 60 kilos, en su propia habitación y desnudo, a poner su capullo en mi boca? En caso de ser culpable sería compartida la culpa ¿no?.

En definitiva, no sabía que decir, no me salían las palabras

Inmediatamente Don Antonio dicta, “Vamos, levántate de ahí y ven conmigo. Ponte aquí (sobre sus rodillas culo en pompa). Me iba a azotar de la forma más humillante que conozco, que es la que aplicaban medio siglo antes los maestros a los alumnos que se port...