(Estos relatos están basados en parte en fantasías propias del autor, PERO EN UNA GRANDÍSIMA PARTE SE CORRESPONDEN A HECHOS TOTALMENTE REALES VIVIDOS POR ÉL, que parecen sacados de su imaginación pero que de verdad ocurrieron. Viva la vida que te sorprende y enriquece con este tipo de cosas. Lo que es realidad y lo que es fantasía lo dejo a elección del lector. Podéis preguntarme cosas puntuales, que no voy a mentir, pero sí, no sé si lo voy a contestar. Depende de la pregunta. Espero que os guste.)

A la vez que dijo “Te toca chiquitín” ponía sobre la cama la prenda que él se había quitado, su cinturón, estirado y doblado por la mitad.

A mí me quedaban la camiseta y los calzoncillos. Le hice caso y me quité la camiseta. Él me miró el pecho. Con toda la naturalidad del mundo hizo comentarios sobre mi pecho; que qué bonito lo tenía... que me quedaban bien los pelitos que tenía en él, que seguro iba a tener mucho éxito cuando me desnudase ante cualquiera... y me agarró con las dos manos los pezones. Apretaba medianamente fijándose en mi reacción.

Con mi cara coloradísima como la tenía no era capaz de decir ninguna palabra ni ningún movimiento. Estaba absolutamente a su disposición. Era también la primera vez que me tocaba alguien el pecho con deseo sexual. Así permanecí inmóvil durante unos segundos. Cuando él retiro sus manos, mis pechos los tenía ahora de punta mirando hacia él.

Me estaba cocinando a fuego lento...

Jajajajajaja, rio, ¡míralos!, están excitados.

Vamos mueve ya que tengo ganas de tenerte como viniste al mundo ante mí.

Yo moví la primera ficha que encontré y ahora le tocaba a él de nuevo.

“¿Estás nervioso, verdad? No debes estarlo. ¿Estas a solas con tu querido profesor, no? Hasta ayer yo era tu simple profesor. Tu confesión me hizo ser la primera y única persona que comparte algo tan íntimo y no te voy a traicionar, tranquilo. Dentro de un momento vas a estar desnudo completamente ante mí, voy a aconsejarte y vamos a practicar cosas que te pueden pasar con un hombre para que cojas algo de práctica. Venga”.

Y derribó mi último peón con su reina.

“Ahora te quiero ver tranquilo, estás conmigo y nadie puede verte. Quiero que te quites los calzoncillos. Supongo que por los nervios la tendrás pequeñita, no te preocupes por eso, yo no quiero ver ni tocar pollas, lo que quiero de ti es simplemente tenerte desnudo e indefenso. Estas cosas te van a pasar con las personas maduras que te gustan, créeme, la diferencia de edad generalmente implica estos roles que tienes que asumir.”

Me quite los calzoncillos ante él. No había sentido mayor vergüenza en mi vida, pero sabía que estaba en buenas manos.

“Siéntate en el suelo con la pared a tu espalda”. Me senté.

Don Juan se levantó y vino hacia mí. Su paquete era h...