Intencionadamente o no, lo cierto es que mi AMO me había dejado bien caliente antes de irse. Tras despedirme de ÉL me adentré en la pista de la sala donde el DJ hacía bailar con su techno a un numeroso grupo de hombres sin camiseta. Y como dicen aquello de “allá dónde fueres, haz lo que vieres” hice lo mismo. Me quité la camiseta y me puse a bailar con ellos intercambiando miradas y sonrisas.

Estaba tan caliente que cualquiera de ellos me valía para
apagar mi calentón.

Al poco noté que un tío se acercaba a mí algo más de la cuenta. Lo tenía prácticamente pegado a mi, su cara a pocos centímetros de la mía.

Era un tío más o menos de mi altura pero de complexión algo más fuerte. Destacaba un pecho bien torneado cubierto por una suave capa de vello que brillaba por el sudor que cubría su cuerpo.

Me lancé a besarlo y respondió metiéndome toda su lengua en mi boca morreándome efusivamente y abrazándome fuerte contra él. Yo acariciaba su espalda, hombros y brazos notando la humedad de su sudor en su piel.

Se detuvo unos segundos, me apartó un poco y me miró de arriba a abajo. Sonrió y soltó un soplido como dando su aprobación. Yo aproveché aquella pausa para poner mis manos en su pecho y acariciarlo, luego fui bajando por su cintura hasta colocarlas en la cadera. Mientras mi mano izquierda lo atraía hacia mí, la derecha se desplazó hasta su mano izquierda. Nuestros dedos se enlazaron y entonces con su mano agarrada elevé su brazo por detrás de su cabeza dejando bien expuesta su axila ante mi. Me acerqué a ella así como lo tenía la olí tímidamente, no noté ningún tipo de aroma artificial a deshodorante, más bien un suave olor a sudor del día que me resultaba bastante agradable.

Sin pensarlo lo lamí suavemente de abajo a arriba sacando todo lo que podía mi lengua para que el sabor de su sudor impregnase todas mis papilas gustativas.

Aquella situación me ponía especialmente, no solo me mostraba a aquel tío como el perro que puedo llegar a ser si no que la gente que estaba a mi alrededor también lo podían ver.

La mano libre del tío se metió por mi pantalón y empezó a pasar sus dedos por mi ojete, mientras los dedos índice y anular abrían mi culo, el dedo medio se introdujo sin ninguna dificultad en su interior.

Me preguntó si quería ir al baño y le dije que sí.

Entramos en uno de los baños y sin mediar palabra me arrodillé y empecé a comerle la polla.
Tenía una polla de un tamaño medio pero algo más ancha de lo normal por lo que pensé que tal vez iba a costar que me entrara.
Cuando consideré que ya era suficiente y vi que ya estaba dura como para follarme me levanté y me bajé el pantalón y jockstraps hasta los tobillos. Tampoco hacía falta bajárselos tanto pero quería que viera mi jaula de castidad y comprendiese con quien estaba tratando. ...