A la mañana siguiente Yamil despierta sintiendo la boca húmeda de su marido en la verga… es una sensación que llevaba mucho tiempo sin sentir a plenitud, generalmente Anibal lo penetra después de quitarle la castidad y luego le hace venirse con las manos mientras el le llena el culo con su leche.

Se toma el tiempo para sentir a su Alfa hacer cosas de manwife debajo de las sábanas, recuerda aquellos años cuando fueron novios, la forma como lo acariciaba todo con su cuerpo, Yamil se mueve todo expresando su placer y Anibal toma su nueva posición de sumiso con filosofía, acariciando y lamiendo, mamando, metiéndola toda dentro de su boca con habilidad y cariño.

Yamil no aguanta mucho y explota dentro de la boca de su hombre, Anibal le sujeta las caderas mientras se traga su leche, Yamil se mueve todo, se contonea, embarra su culo grande y redondo en las sábanas de la cama.

-Báñate, apúrate que no tienes camisas limpias- le dice poniéndose de pie. Piensa mandarlo sin desayunar pero se compadece y le prepara unos huevos a toda prisa, se cuida de poner los cubiertos bien sobre la mesa, no por miedo a un castigo que sabe que no va a recibir, sino porque es una manera de decirle que aún lo ama.

Aníbal se va al trabajo y Yamil se viste, se aburre un poco en casa así que limpia y sacude para ocuparse en algo, luego sale una hora más temprano de lo acostumbrado rumbo al club.

Desvía un par de calles su camino para ir a la tienda de perros… tal vez si me compra un perro le perdone el castigo… se dice.

En la vitrina hay tres cachorros con cuerpos de twinks, uno blanco, uno moreno y el otro negro; tienen hoods en sus cabezas y se agitan y menean las colas que se sujeta de plugs a sus anos, exhiben sus vergas libres y grandes cuando ponen sus patas delanteras contra el cristal.

Yamil entra a la tienda para dar la vuelta, el encargado lo saluda efusivamente, Yamil en secreto ha ido comprando cosas para perro con el dinero que ahorra en las despensas: una cola, una cadena, un collar, un plato… los tiene escondidos en la alacena, sabe que es cuestión de tiempo para que Aníbal le compre uno.

En una plancha está un perro grande, musculoso a cuatro patas, el dependiente enciende una máquina rasuradora y se la pasa por la espalda - te crece el pelo muy rápido cachorro- le dice al perro que responde meneando las nalgas desprovistas de cola, Yamil mira la cola junto a una de sus piernas y luego ve al dependiente pasarle la máquina por las nalgas y el ano.

Sale de la tienda después de despedirse del empleado y camina hacia el club. En silencio.

Por la tarde en el vapor del club Yamil es la sensación, sentado con su verga gorda y larga tiene las piernas abiertas y la espalda recargada en la pared, el resto de los menwives lo rodean, Sung está pegado a él y no le quita la mirada a su verga que, completamente flácida ...