Mi nombre es Daniel, soy un hombre de 46 años, anoche me dejé llevar por la calentura y acordé verme con un Amo 25 años más joven que yo… aquel Amo resultó ser el mejor amigo de mi hijo. Hoy es mi primer día en castidad, he pasado una noche de perros, primero por la incómoda sensación de tener mi verga enjaulada en un dispositivo del que no tengo la llave, en la madrugada cuando se me paró involuntariamente, el dolor fue tan grande que tuve que levantarme a bajarme la calentura con un baño de agua caliente… después del baño aproveché para limpiar mi casa y hacer algunos pendientes del trabajo, finalmente me puse a hacer el desayuno para la familia.

Mi hijo mayor, Alejandro, baja en pijama y sin saludar me comenta - Brandon me dijo que le vas a prestar el internet de tu oficina para hacer su tesis-

-Dice que no tiene en su casa- le respondo fingiendo desinterés en el tema mientras termino de cocinar unos huevos. En realidad su amigo Brandon irá todas las noches de ocho a diez a mi oficina a usarme como su esclavo.

-Si tiene pero está de la verga- me responde

-Cuida ese lenguaje- le digo más por formalismo que porque piense que realmente cambiará su forma de hablar

-¿Puedo ir con ustedes a tu oficina?- me pregunta

-Si quieres y si piensas que no lo vas a distraer- le respondo en un tono de padre autoritario deseando evidentemente que desista

-Pensándolo bien que hueva, va a estar leyendo y escribiendo, mejor después de que termine tráelo a la casa a cenar- sonrío por dentro, no le respondo pero ambos asumimos que mi silencio es un “si”.

Me siento a tomar un café bien cargado, estoy agotado después de haber pasado una noche tan mala, pero tengo varios pendientes en el trabajo así que me espabilo y salgo a trabajar.

Mientras trabajo me resulta imposible olvidar que traigo una jaula de plástico en la verga y que no tengo ropa interior; un par de veces entro a mi baño privado y me siento a orinar para no mojarlo todo, es incómodo y me hace sentir limitado, y bastante menos hombre que ayer. Me cuestiono seguido como es que estoy en esa situación por los deseos de un jovencito, un jovencito que por la relación natural que tenemos debería estar obedeciéndome a mi, pero lo contradictorio de mi posición también me resulta muy excitante.

Después de comer espero con ansia que den las ocho, pero el tiempo se pasa lento, me cuesta trabajo concentrarme y desde las cinco de la tarde prácticamente mato el tiempo haciendo pendientes de poca importancia, me siento terriblemente excitado y ansioso, quiero masturbarme y no poder hacerlo me hace sentir una tremenda frustración y unas enormes ansias de placer.

Cinco minutos antes de las ocho el velador me avisa que Brandon está en la puerta y le doy la instrucción de que lo deje pasar.

-Hola Brandon, pasa- le digo y mantengo la pu...