Escrito por: estrecho
-Yo siempre seré tu primer cachero.
Eso fue lo que me dijo Abel la última vez que tuvimos sexo, él se iba a casar y ser padre, así que tuvimos que dejar la relación, yo quede muy triste ya que me había acostumbrado a su rica pinga venosa y gruesa que daba alegría a mi boca y ano, los 9 meses que tuvimos relaciones regularmente fueron de mucho aprendizaje para mi sobre como dar placer a un hombre activo, ahora tenía que buscar un nuevo cachero pero no quería volver a la disco ya que me traía muchos recuerdos de Abel, así decidí poner un anuncio en una página web de contactos gay: tuve una cita con un hombre mayor que me resultó simpático pero no me atraía en lo sexual, creo que era moderno, felizmente el segundo hombre que conocí por la web sí era todo lo que necesitaba: Era 13 años mayor que yo, piel trigueña y de contextura gruesa además de bastante alto (creo que 1.85) y unos brazos fuertes que me derretían, se llamaba Esteban.
Esteban era bastante directo y de frente me dijo para ir a su casa, que quedaba en una zona algo peligrosa pero era relativamente cercana para mi, fuimos de noche el carro nos dejó a unas cuadras de su casa así que tuvimos que caminar, yo andaba algo nervioso, había algunos muchachos jugando futbol en la calle y otros conversando en un parque por el que cruzamos, Esteban los saludó a todos, parecía que era muy popular en ese barrio.
-No tengas miedo, mientras que estés conmigo nada te pasará.
Eso me dijo, cuando llegamos a su casa subimos con cautela por una escalera a su habitación, su padre y su hermano vivían en la planta baja. al cerrar la puerta nos besamos desesperadamente y nos echamos en la cama, él me desnudó y acariciaba todo mi cuerpo, me puso boca abajo y me hizo un delicioso beso negro mientras que me metía un dedo, una vez listo se puso un condón y me la metió de un solo tirón, yo gemí fuertemente, él me decía: Gime todo lo que quieras putito que eso me arrecha más!
Me corrí al poco tiempo, pero él seguía metiendo y sacando su verga de mi hueco, su cuerpo sudoroso se pegaba al mío hasta que sentí latir su verga dentro mío y supe que había eyaculado al caer su cuerpo encima mío.
-Tienes buen culo, promete mucho!- me dijo mientras me daba unas nalgadas.
Luego de asearme y vestirme salimos y me acompañó a tomar mi bus, de nuevo se encontró con algunos muchachos del parque que le hacían señas como de felicitación, yo en mi ingenuidad le preguntaba porque le levantaban los pulgares, y él muy suelto de huesos me dijo es que saben que eres maricón y te he cachado, yo me sonrojé y me quedé sin habla, mientras él se carcajeaba, felizmente mi bus no tardó en aparecer pero él me dijo que debía ir en una semana nuevamente a la misma hora, yo acepté sin dudar.
Los cacheros y yo (II)
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