-...y entonces entramos en esta habitación y le digo "Tú llevas bragas". "No, no llevo. No sé por qué dices eso." "Porque las huelo y tú hueles a bragas. Aquí si entras en bragas te conviertes en mi criada. Vamos, bájate los pantalones."

-No me jodas que le dijiste eso.

-Como te lo cuento. Él no quería bajarse los pantalones pero acabo haciéndolo ante mi insistencia.

-Ya, menudo eres tú cuando te pones. Y dime ¿llevaba bragas?

-Pues claro. Mi olfato nunca falla. Salió de aquí azotado por mentiroso, vestido de criada, esposado y amordazado para que no vuelva a mentirme.

-Ja ja ja eres un crack, no se te escapa una.

-Ya te digo yo que no. Por cierto, tú hueles a bragas.

-Manuel, sabes que soy heterosexual y que estoy casado...

-Sí, y también sé que llevas bragas. Bájate los pantalones, Ángel.

-Yo no...

-Es mejor que lo hagas ahora. Ya lo estás ocultando y eso te va a costar azotes. No hagas que empeore.

Me bajé los pantalones y descubrí mi ropa interior. No sólo llevaba bragas sino que además tenía unos pantys puestos.

-Quitate los zapatos y los pantalones, no los vas a necesitar en un buen rato.-me dijo con voz autoritaria. Obedecí.-Buen chico. Ve a la mesilla y coge la mordaza que hay en el primer cajón. Trae también las esposas.

En el cajón había más material además de lo que me pidió. Deseé que sólo usara la mordaza y las esposas. Se las entregué tal y como me había pedido. Me desnudó de cintura para arriba, me esposó las manos a la espalda y me colocó la mordaza.

-Así mejor, ya no tendré que escuchar más tonterías.-se sentó sobre la cama para después quitarme los pantys.-Tengo un sitio mejor donde colocar esto. Ven, ponte sobre mis rodillas.

Obedecí y me coloqué sobre ellas como un colegial que va a ser castigado. Me metió los pantys por la cabeza como si fuera un atracador y empezó a acariciarme las bragas. Sin previo aviso me dio un azote. De haber podido gritar, habría gritado. De no haber estado esposado, habría acabado el juego ahí mismo. Pero en mi situación actual sólo pude babear la bola y los pantys y aguantar sus burlas.

-Te voy a dar los azotes que no te dan en casa. Vas a aprender educación y el precio de entrar aquí con unas bragas puestas. Y antes de irte me vas a dar las gracias.

Repitió la secuencia de caricias y azotes hasta que dejé de retorcerme y fue evidente que yo había aceptado mi error y las consecuencias, no sin antes recibir un mínimo de 20 ó 30 azotes.

-Ya pareces más manso, levántate.

Me cogió de los pezones y tiró hasta ponerme de pie. Me bajó las bragas hasta las rodillas y me tocó los huevos con aparente desinterés. Asintió complacido al ver que yo no reaccionaba y se acercó a la mesilla a recoger lo que yo esperaba que no fuera a usar....